Independencia

Con un tesoro de valores que recogen nuestra idiosincrasia y las raíces más profundas de nuestra patria, la familia costarricense celebra 201 años de vida independiente; al tiempo que también se visualizan en el horizonte grandes retos por superar y algunos males por desterrar.

Libertad, democracia, paz social, solidaridad, Estado social de derecho… son algunos de los logros que nos enorgullecen como nación; pero no podemos quedarnos con el recuerdo y conformarnos con que siempre ha sido así o con el anhelo de que así se mantendrá.

Nos corresponde dar una respuesta en el presente que vivimos para contribuir a que nuestro país pueda tener un modelo de desarrollo ejemplar en el concierto de las naciones, para que brinde oportunidades a sus nuevas generaciones, a sabiendas de que atravesamos un apagón educativo que pone en riesgo el futuro de los más jóvenes.

Si en el pasado la abolición de la pena de muerte o la abolición del ejército nos ubicaron a la vanguardia de grandes decisiones en favor de la vida y de un desarrollo social en el que la dignidad humana sobresalía, hoy podemos también hacer historia.

Al abrigo de los colores de nuestra bandera nacional, blanco, azul y rojo, pongamos atención a lo que nos señala el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, n. 157: “La Nación tiene un derecho fundamental a la existencia; a la propia lengua y cultura, mediante las cuales un pueblo expresa y promueve su soberanía espiritual; a modelar su vida según las propias tradiciones, excluyendo, naturalmente, toda violación de los derechos humanos fundamentales y, en particular, la opresión de las minorías; a  construir el propio futuro proporcionando a las generaciones más jóvenes una educación adecuada”.

En la celebración de nuestra Independencia, de este 2022, podemos poner un alto a modelos importados que buscan incursionar en nuestra cultura. Lo advierte el Papa Francisco, en Fratelli tutti, n. 11: “En varios países una idea de la unidad del pueblo y de la nación, penetrada por diversas ideologías, crea nuevas formas de egoísmo y de pérdida del sentido social enmascaradas bajo una supuesta defensa de los intereses nacionales”.

La educación requiere ser eje fundamental en nuestra sociedad, libre de ideologías, brindando herramientas sin ningún tipo de exclusión para nuestros niños y jóvenes. No demos la espalda a todo aquello que forjó nuestra bicentenaria independencia.

Pongamos también a la familia en el centro de las decisiones para brindar un futuro sustentable a nuestra patria. Es la célula fundamental de la sociedad.

Celebrar la independencia nos lleva a la reflexión y todos los sectores pueden contribuir para fortalecerla. Acá no cabe distinción de clases.

Confiemos nuestro futuro a las manos de Dios que ha estado presente en nuestra historia, reafirmemos nuestra esperanza en aquel que siempre nos acompaña; esto también ha sido característico en el ser costarricense.

¡Demos gracias al Señor por Costa Rica y por estos 201 años de vida independiente!

Fermento 233. Martes 13 de setiembre, 2022