
VIII edición del Día Joven con Jesús,
Katira de Guatuso, domingo 4 de junio de 2023, 6:00 a.m.
Solemnidad de la Santísima Trinidad.
Queridos jóvenes:
Damos gracias a Dios por estar aquí, en esta octava edición del encuentro diocesano juvenil “Un Día Joven con Jesús”. Gracias a todos ustedes por su presencia y respuesta, por los esfuerzos que han hecho para venir y participar. Gracias por todo lo que hacen como Iglesia desde sus parroquias y sus grupos juveniles. Gracias al P. Stward, a la comisión diocesana, a la Parroquia San Rafael Arcángel de Guatuso por recibirnos acá, y gracias a todos los que, de distintas maneras, han colaborado para llevar a cabo este encuentro tan importante y significativo.
Para este trienio 2022-2024 se han planteado ejes centrales para el DJJ entorno a las virtudes teologales. El año pasado fue la fe, este año es la esperanza, y, Dios mediante, el año entrante será la caridad. Les recuerdo también que, el año pasado, en Río Frío de Sarapiquí, les propuse tres retos que siguen vigentes todavía y que son parte de nuestra experiencia de fe, al mismo tiempo de que ayudan a acompañar a otros jóvenes y a dejarse acompañar en los grupos juveniles. Los tres retos de 2022 fueron: mirar, discernir y amar con obras.
Para este año, también les quiero lanzar tres retos, sin olvidar los del año pasado 2022. Esta vez inspirados en la solemnidad de la Santísima Trinidad, nuestro único Dios manifestado en tres personas, al cual celebramos especialmente hoy en comunión con toda la Iglesia. Los retos para este 2023 son: acoger, sacrificarse y animar.
1.- Acoger: Queridos jóvenes, sean siempre abiertos a recibir y acoger primero el amor de Dios nuestro Padre en sus corazones. Dios es amor; misterio y experiencia de amor. Solo con su amor desbordante por nosotros podremos amarnos a nosotros mismos y amar a los otros. Después de acoger a Dios, en primer lugar, acojan también a otros jóvenes, dejando de lado prejuicios; dándose el chance de conocer a los demás y tratarlos con misericordia tal cual lo hizo el padre en la parábola del hijo pródigo, que no se esperó a que llegara el hijo, sino que se adelantó a recibirlo con amor y ternura. Deseen siempre lo mejor para el otro; esto es amar. Lo mejor siempre será Dios mismo y su amor verdadero, palpable, paciente y cercano. Celebrar hoy a la Santísima Trinidad es recordar que Dios Padre es amor.
2.- Sacrificarse: Estimados jóvenes, sacrifíquense por los altos ideales. Una vida sin entrega a los demás se vuelve gris y aburrida. El egoísmo no es el camino de Cristo. Cristo no da cosas; el Señor se da a sí mismo como expresión total de amor, porque Dios es amor. Cristo dejó toda la gloria que le era propia en el cielo para hacerse hombre como nosotros. Vivió y se desgastó andando, orando, predicando, curando y liberando. Llegó al extremo de entregarnos a su Madre antes de entregar su espíritu en la cruz. Resucitado nos sigue entregando su Espíritu Santo para darnos el perdón y la paz. Jóvenes, los valores importantes de la vida cuestan, por ello hay que sacrificarse muchas veces; entréguense por las buenas causas que den sentido y contenido a sus vidas. Contemplen al Crucificado cuando les falten las ganas o las fuerzas. Y ofrezcan a Dios en oración -por alguien o por algo- todas las cosas difíciles de sus vidas. Celebrar hoy a la Santísima Trinidad es recordar que Dios es amor, y que el Hijo (Jesús) fue todo entrega, sacrificio y amor hasta la muerte por nosotros.
3.- Animar: Jóvenes, con los dones, carismas y talentos que Dios les dio, sean animadores, es decir, pongan toda el alma, la fuerza y el vigor juvenil en favor de la Iglesia, en la cual, muchas veces, encontramos hermanos que se sienten tristes, confundidos, desesperados y desanimados. Pidan siempre y a cada momento el Espíritu Santo que es el alma de la Iglesia. Él es viento fuerte que despierta y empuja; es torrente que no se acaba y que es siempre nuevo. Es fuego que ilumina, arde, purifica y transforma. Dejen que se manifieste y actúe en ustedes el Espíritu de Dios, y no duden que con sus dones harán maravillas y encenderán el mundo con el amor a Dios y a los hermanos. Celebrar hoy a la Santísima Trinidad es recordar que Dios es amor, y que el Espíritu Santo es fuego de amor divino en el cual debemos arder siempre para nosotros y para los demás.
Esta octava edición del DJJ tiene como lema “Salvados en la esperanza”, centrados en la segunda virtud teologal. Esta virtud es muy necesaria actualmente en medio de tanto pesimismo, negatividad, falta de sentido de la vida y de las cosas. La esperanza no es un simple optimismo humano, sino certeza del amor de Dios; convicción de que él vive y actúa en medio nuestro, garantía de que es el sentido de nuestra vida. Por tanto, jóvenes, sean manifestación y testimonio del amor de Dios en medio de una cultura de muerte, de violencia, de lo absurdo, de falta de la verdad. Ustedes son la esperanza de una propuesta y una manera de ser y de actuar diferente que proviene de su fe cristiana y del amor de Dios. Siembren, cosechen, comuniquen y lleven siempre esperanza.
Que el amor del Dios Uno y Trino esté siempre con ustedes, los acompañe y guíe, los guarde y libre de todo mal; los haga jóvenes encendidos en el amor de Dios, para que den testimonio vivo de su fe, de sus convicciones y valores. Así sea, amén.
¡Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo!