Nos toca ser reflejo y testimonio de la luz de Dios

Fiesta de la Presentación del Señor

Patronal en honor de Nuestra Señora de la Candelaria y toma de posesión del nuevo párroco.

Parroquia de Venecia, jueves 2 de febrero de 2023.

Hermanos todos en el Señor:

Doy gracias a Dios por compartir un año más con ustedes esta fiesta patronal en honor de Nuestra Señora de la Candelaria, patrona de esta comunidad de Venecia. Me alegro con ustedes, les felicito sinceramente, y como pastor de la diócesis les exhorto para que vivan su experiencia de fe con ánimo renovado y con un efectivo compromiso con la Iglesia. Agradezco a los Padres de la Orden de San Agustín la amable invitación que me han hecho para estar hoy aquí entre ustedes, especialmente a Fray Luis Alonso García Sánchez, quien recién ha terminado su ministerio de párroco, y a Fray Francisco Fabián Robles Gómez que asume hoy como nuevo párroco de la comunidad en esta celebración. Reconozco y agradezco a los Padres, también a Fray Joel Zambrana, el acompañamiento pastoral que brindan generosamente a ustedes como comunidad parroquial.

Aunque ciertamente estamos celebrando y recordando a la Santísima Virgen como patrona de esta Parroquia, el acento de esta fiesta litúrgica es evidentemente cristocéntrico, pues celebramos la Presentación de Jesús en el Templo de Jerusalén. Cuarenta días hace que celebramos el misterio de la Natividad del Señor, y hoy lo contemplamos junto a sus padres que lo llevan al templo para cumplir la ley de Dios, como familia fiel creyente que pone las cosas de Dios en primer lugar.

El rito inicial de esta celebración y el contenido de la Palabra de Dios que hemos escuchado, nos han instruido sobre el sentido profundo de esta fiesta: las promesas mesiánicas de Dios se han cumplido. El Niño nacido y presentado es el Hijo de Dios, salvador y redentor de la humanidad. Jesús se encuentra con su pueblo en las personas de Simeón y Ana. Cristo se manifiesta y es presentado como luz para alumbrar a las naciones y gloria de su pueblo Israel.

Pero quiero destacar dos acentos que considero fundamentales de esta celebración:

1.- Ofrecerse a Dios: Jesús es presentado por sus padres en cumplimiento de la ley de Moisés, pues todo primogénito debía se ofrecido al Señor. Para nosotros hoy, lo que da sentido a nuestra vida y a nuestra fe es la capacidad de ofrecernos a Dios. De Él todo lo hemos recibido, a Él hemos de ofrecer todo cuanto somos, hacemos y tenemos. Esta es una invitación a que ustedes y yo nos convirtamos hoy y siempre en una ofrenda agradable a Dios. Y la primera que nos da ejemplo de ello es la Virgen María: mujer fiel, creyente que siempre ofreció su vida a Dios, discípula que cumplió siempre la voluntad del Señor.

2.- Ser experiencia y testimonio de la luz: al ser presentado en el Templo, Simeón exclama de Jesús que es “luz para alumbrar a las naciones y gloria de su pueblo Israel”. Este es el “mensajero” del que habla Malaquías, en la primera lectura, que entrará en el santuario (templo) como “mensajero de la alianza”. Jesús es luz y esperanza de salvación para todos, Él es la luz del mundo, la luz de cada uno de nosotros para que caminemos y vivamos siempre en la claridad y nunca en las tinieblas. Este es el sentido de las candelas que hemos bendecido y llevado en nuestras manos: dejar que el Señor ilumine toda nuestra vida; y ser capaces nosotros de iluminar a los demás por el testimonio de vida y fe que debemos dar. La luz es la imagen propia de esta fiesta. Es lo que nos toca a nosotros: ser reflejo y testimonio de la luz de Dios. María, sin duda, fue también testimonio radiante y luminoso de santidad y fidelidad.

Hoy ustedes tienen la gracia de recibir a un nuevo párroco que está llamado a hacer visible la persona de Cristo acá en Venecia; que continúa también la misión del obispo entre ustedes, a través de los oficios de enseñar, santificar y pastorear a la comunidad; que, como dice PO 10, “está llamado a continuar las mismas acciones de Jesucristo” en medio de ustedes. Gran ministerio y responsabilidad tiene el párroco. Pedimos por este servicio que inicia hoy Fray Francisco, para que el Señor haga muy feliz y fecundo su ministerio entre ustedes. Con la ayuda de Fray Joel, les pido que le brinden su apoyo y colaboración decididamente. Especialmente recen por él, para que sea imagen viva del Buen Pastor en medio de esta comunidad parroquial. Aplicando a él los dos acentos mencionados anteriormente, Fray Francisco viene a ofrecerse por ustedes a Dios, y también a ser testimonio de luz a través de su ministerio pastoral. Los mejores deseos y oraciones para Fray Francisco; inmensa gratitud a Fray Luis Alonso por su generoso servicio estos años atrás.

Hermanos, no hay duda que el misterio de la Presentación del Señor, que hoy celebramos, es una invitación fuerte y continua a todos nosotros a vivir en la presencia del Señor. Vivir en la presencia del Señor significa tener la capacidad de vivir en comunión con Él, es decir, de nuestra cercanía, amistad e intimidad con el Señor; es cumplir su voluntad, practicar su amor, hacer el bien, dar testimonio de nuestra fe y de nuestros valores, servir a los demás, estar a la escucha de su palabra, tener la experiencia dialogante de la oración, en fin, tener conciencia siempre clara y presente de que Él es el centro, el fin y la meta de toda nuestra vida. Por ello, vivamos siempre en la presencia del Señor para ser luz y testimonio.

Y en este itinerario de fe y de respuesta a Dios, María nuestra Madre es luz, guía e inspiración para nosotros, pues ella siempre vivió en la presencia del Señor: escuchó y acogió su palabra; dijo “hágase en mí según tu voluntad”; es la discípula generosa, dócil, humilde, fiel y obediente; la madre dolorosa cuya alma fue traspasada por una espada, la mujer firme al pie de la cruz; “María la mujer fuerte del sí”, como ha dicho el Papa Francisco.

Que el alimento del cuerpo y la sangre de Cristo, que recibimos en la Eucaristía, nos ayude a vivir siempre en la presencia de Dios, ofreciéndonos continuamente a Él, y nos permita dar siempre testimonio vivo y claro de su luz salvadora en medio del mundo y delante de todos los hombres, en todo momento y lugar. Nos ayude hoy y siempre la maternal y eficaz intercesión de Nuestra Señora de la Candelaria.

Que así sea, amén.