
Saludo al inicio de la Eucaristía Solemne
Con motivo del Día del Papa, Catedral Metropolitana, 28 de junio de 2021.
Mons. José Manuel Garita Herrera. Obispo de Ciudad Quesada, Presidente de la Conferencia Episcopal de Costa Rica.
Su Excelencia Reverendísima Mons. Bruno Musaró, Nuncio de Su Santidad.
Señores Obispos de la Conferencia Episcopal de Costa Rica y hermanos Obispos eméritos.
Señores sacerdotes.
Hermanos todos en el Señor:
Año a año, nos reúne el Señor para celebrar la Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, columnas de la Iglesia, y en este mismo contexto litúrgico celebrar el “Día del Papa” en Costa Rica.
El don de la fe, que hemos recibido en el bautismo y que nos ha hecho Iglesia, es decir, asamblea de creyentes y signo de la llegada del Reino de Dios, es el mismo que nos permite al honrar a los Bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo, celebrar la comunión eclesial en el servicio del ministerio petrino, confiado por la divina providencia, en estos momentos, al Papa Francisco, como Obispo de Roma.
Hemos seguido con interés el reciente ciclo de catequesis de los miércoles sobre la oración que el Santo Padre nos ha brindado. Ahora que ha iniciado la explicación de la carta paulina a los gálatas, percibimos su talante pastoral y pedagógico al desarrollar el tema de la libertad y de la gracia.
El Papa nos prosigue confirmando en la fe con su palabra iluminadora respecto a algunos de los grandes temas de la realidad mundial como la ecología, la trata de personas, el derecho a la vida, la dignidad de la persona humana, los migrantes y la nueva realidad socio-económica que emerge de la crisis pandémica.
Al celebrar hoy el misterio eucarístico -la gran acción de gracias por excelencia, “fuente y culmen”, de la vida eclesial- oramos por el Santo Padre Francisco y por el ministerio pastoral de toda la Iglesia a él confiado. Al mismo tiempo, perdimos para que el Señor le asista siempre con la fuerza del Espíritu en el particular servicio de guiar la barca de Pedro en medio del amplio y rico horizonte de la hora histórica que nos corresponde vivir.
Excmo. Señor Nuncio, le saludamos a Usted especialmente como representante del Papa en nuestro país y, al mismo tiempo, le pedimos y agradecemos saludar al Santo Padre de parte de la Iglesia que peregrina en Costa Rica, de manera concreta en cada una de las ocho diócesis de nuestra nación.