Trabajar por el pan material y el pan espiritual

Durante la segunda semana de agosto, los obispos de la Conferencia Episcopal de Costa Rica estuvimos reunidos en Asamblea Ordinaria, analizando y reflexionando sobre el caminar de nuestra Iglesia y la realidad en que vivimos.

Hemos destacado en nuestro mensaje, al término de este encuentro, la necesidad de establecer una ruta en nuestra sociedad que nos permita guiarnos por los valores de la honestidad, la transparencia, solidaridad y fraternidad, para salir adelante juntos.

Nos encaminamos a la celebración del bicentenario de nuestra Independencia y se requiere el establecimiento de una ruta que nos permita no dejar a nadie atrás.

“La Costa Rica del bicentenario debe poner su mirada en una verdadera revolución que ponga al ser humano en el centro del desarrollo, sin ser excluido por el avance tecnológico”, decía el mensaje de la Asamblea.

Apuntábamos los obispos la necesidad de poner la mirada en la desigualdad y la pobreza que imperan en el país, para superar estas situaciones que tiene a gran parte de nuestra población sin lo necesario para vivir.

Vemos la necesidad de que la educación sea un tema prioritario, así como la reactivación económica, la generación de empleo y los incentivos al sector productivo.

El Papa Francisco, en Fratelli tutti, n. 69, ante las dificultades sociales o de otra índole que viven las personas, nos llama a ser “buenos samaritanos”, nos pide no ser “indiferentes viajantes que pasan de largo”, de estas situaciones.

Máxime, lo que la humanidad ha vivido en medio de la pandemia nos hace un fuerte llamado a ser solidarios, nos invita a cambiar el rumbo por el que transitábamos antes de la emergencia sanitaria. No podemos ser indiferentes ante las necesidades de tantas personas.

En nuestro encuentro, los obispos mostramos la preocupación porque el pan material no llega a todos por igual, pero también, exhortamos a buscar el pan espiritual que nos lleva a la vida eterna. Nuestra sociedad debe volver su mirada a Dios.

Hermanos, lo que acá vivimos es pasajero, es temporal, la forma en que afrontemos nuestra realidad nos permitirá alcanzar o no la vida eterna; tenemos que pensar en el más allá de lo que este mundo nos ofrece. Se trata de poner el fundamento en aquello que nos mueve a darnos a los demás.

Como decía el Papa Francisco en Evangelii gaudium, n. 68: “Una cultura popular evangelizada contiene valores de fe y de solidaridad que pueden provocar el desarrollo de una sociedad más justa y creyente, y posee una sabiduría peculiar que hay que saber reconocer con una mirada agradecida”.

Pensemos en la Costa Rica del bicentenario que trabaja por ser más justa y equitativa, por fortalecer el Estado social de derecho y por poner el bien común encima de cualquier interés particular.

Trabajemos juntos para que el pan material llegue a todos, y no perdamos de vista que fuimos creados para la eternidad, por lo que debemos buscar el pan que dura para siempre.

Fermento 178. Martes 24 de agosto, 2021