
La iniciativa 40 días por la Vida convoca a 5 semanas de oración con el objetivo de poner fin al aborto. Esta llamada constante, que hacen los organizadores de esta noble actividad, es una oportunidad también para que los católicos, creyentes en general y personas de buena voluntad tomemos conciencia del rumbo que asumen nuestras sociedades en contra de los más débiles, como son los no nacidos.
En Costa Rica, esta campaña inició el 25 de setiembre y se extenderá hasta el 3 de noviembre. Casi 500 ciudades en todo el mundo se unen en ayuno y oración para acabar con el flagelo del aborto.
A mediados de setiembre, en rueda de prensa, en el vuelo de regreso a Roma procedente de Eslovaquia, el Papa Francisco recordó que la Iglesia Católica es firme en su postura sobre el aborto.
“El aborto es más que un problema. El aborto es un homicidio. El aborto sin medias palabras. Quien hace un aborto, mata”, expresó el Santo Padre.
De frente a esta situación, no podemos acostumbrarnos al mal que acontece en la sociedad ni volver la mirada ante políticas que en todo el mundo se están implementando cada vez con más fuerza para acabar con la vida del niño en el vientre de su madre.
Nuestra postura debe ser siempre en favor a la vida, de manera constante y persistente. El llamado a la vida no debe claudicar nunca, porque es lo más sagrado que tenemos, pues, sin el derecho a la vida, ningún otro derecho tendrá sentido.
Las palabras del Papa Francisco fueron extremadamente claras y contundentes en este viaje, sobre la gran problemática que representa el aborto. “A quien no puede entenderlo le hago dos preguntas: ¿Es justo matar una vida humana para resolver un problema? Científicamente es una vida humana. Segunda pregunta: ¿Es justo contratar a un sicario para resolver un problema?”, dijo ante la prensa.
Estamos en el año del bicentenario de vida independiente de Costa Rica, y no me canso de repetir la larga tradición en favor de la vida que existe nuestro país, desde la abolición de la pena de muerte en los últimos años del siglo XIX. Nuestra Constitución Política es clara sobre la vida, la cual es inviolable.
Por tanto, en respeto de esta profunda huella en favor de la vida, nuestra nación tiene que seguir luchando por su protección; debe evitar posturas que hacen ver a algunos de nuestros hermanos como seres de segunda categoría.
Desde lo más íntimo de nuestro ser, desde nuestras familias, nuestros compañeros de trabajo o de estudio, o bien, desde nuestro círculo de amigos o vecinos, proclamemos el llamado en favor de la vida. Vayamos transformando esta realidad que nos toca vivir, para que, poco a poco, hagamos más grande esta cultura que evite el descarte de algunos.
Sepamos también acoger a aquellas personas que viven la realidad de embarazos inesperados; es algo que debemos reconocer, pero tendamos la mano sin juzgamientos ni condenas, para que podamos recibir la nueva vida que está por nacer. Tendamos nuestras redes de ayuda en todos sus extremos, solo así podemos ser consecuentes también con lo que predicamos.
Fermento 185. Martes 12 de octubre, 2021