
Celebramos y agradecemos a Dios la oportunidad de vivir un aniversario más de Independencia en Costa Rica. Que esta sea también una ocasión para reflexionar sobre nuestras acciones a fin de engrandecer a la nación que nos da cobijo.
Al celebrar la Independencia debemos reconocer los valores que han forjado a nuestro país, su cultura democrática, sus conquistas en el campo social, educativo, de la salud, sólo por citar algunos hechos que deben llenarnos de orgullo.
Exaltamos la justicia social y solidaridad que se albergan en el costarricense, valoramos hitos como la abolición del ejército, la creación de las Garantías Sociales y las libertades que gozamos en distintos espacios: de expresión, de conciencia, de asociación, libertad religiosa, entre otros.
Sin embargo, estos valores debemos defenderlos y fortalecerlos ante la amenaza de ideologías que atentan contra esta cultura casi bicentenaria.
Si pensamos en lo que hicieron nuestros antepasados, veremos, además de los ejemplos ya citados, otros grandes ejemplos como la abolición de la pena de muerte en el siglo antepasado. Este hecho de gran repercusión sostiene en sus adentros nuestra vocación por la vida. Así la protección del derecho a la vida alcanzaba uno de sus puntos culminantes y colocaba entonces en la Constitución que la “vida humana es inviolable en Costa Rica”, lo cual se mantiene vigente.
Sólo defendiendo nuestros sagrados derechos y valores, podremos seguir robusteciendo la Independencia de Costa Rica. Sólo rechazando principios que atentan contra la Constitución, contra lo más sagrado que es la vida, podremos entonces fortalecer esta independencia bicentenaria. Sólo así, podremos luego cuidar y enarbolar otros derechos.
Hay mucho que queda por delante. Durante los últimos 80 años hemos gozado de esas Garantías Sociales que han hecho grande a Costa Rica, pero tenemos también que fortalecerlas.
Si procuramos fortalecer nuestro régimen democrático, tenemos que hacer frente a una serie de retos y desafíos, hay que rechazar cualquier intento por desestabilizar nuestra nación.
Es necesario que trabajemos en reducir y eliminar la desigualdad imperante, en la que más de un millón de costarricenses viven en pobreza. Sin una Costa Rica de oportunidades, de inversión y justicia social y de desarrollo integral del ser humano, no podemos estar tranquilos.
Hay que buscar la forma de integrar a esos hermanos que se han quedado sin oportunidades para tener una vida digna. Caso contrario, vemos cada vez más con preocupación la creación de una Costa Rica, donde algunos pocos tienen condiciones óptimas para vivir, y muchos otros no cuentan con lo mínimo.
Debemos rechazar, como en el pasado, corrientes que pretenden someter a nuestra nación a un nuevo orden que socava las raíces costarricenses, y corrientes también que atentan contra nuestra paz social.
La Independencia, además de celebrarla como un hecho histórico, es un ideal que tenemos que defender y fortalecer cada día con nuestras acciones. A un año de cumplir dos siglos de vida independiente, estamos a tiempo de reconstruir muchas de las bases que dieron solidez a Costa Rica, para mantenerla como esa nación libre, democrática y verdaderamente independiente.
Fermento 129. Martes 15 de setiembre, 2020