
Este martes 1 de mayo, Día del Trabajo, en Fermento, Monseñor José Manuel Garita pidió volver la mirada a Crucitas, donde hace mucho tiempo se vive una situación tensa que afecta a las personas, a las familias, a la comunidad y al ambiente.
“Lo que está ocurriendo en el sector de Crucitas, en Cutris de San Carlos, dista mucho de lo que debería ser la promoción de una auténtica y verdadera dignidad humana. Es una situación que está muy lejos de ello, sobre todo si la enmarcamos desde la realidad y finalidad del trabajo. Crucitas es tierra de nadie, cuando la explotación de personas, el maltrato del ambiente, el vandalismo, la ruptura del núcleo familiar y la desmedida ambición por la “fiebre del oro” se imponen en medio de una sociedad que parece haber puesto su mirada en otros intereses y valores, y cuando es poca la reacción de autoridades gubernamentales para poner freno a esta situación”, explicó nuestro Pastor.
Además, señaló: “la tragedia no podría ser mayor cuando la muerte alcanzó a la zona, tras un enfrentamiento entre coligalleros y policías. El pasado mes de noviembre, se nos había informado de la muerte de un coligallero luego de un derrumbe. ¡Basta ya! La situación se ha prolongado más de lo debido, el caos es inminente, si no se actúa de manera clara y decidida. Llegados a este primero de mayo, Día del Trabajo, ponemos nuestra mirada en San José Obrero, patrono de los trabajadores, para encontrar en su ejemplo luz e inspiración, especialmente en medio de la situación que se vive en Crucitas. No podemos olvidar ni dejar pasar por alto que muchas personas han dejado sus trabajos y hogares, precisamente por una mejor expectativa en la extracción de oro”, expresó.
Por otro lado, tomando las palabras de San Juan Pablo II dijo: “con su trabajo el hombre ha de procurarse el pan cotidiano, contribuir al continuo progreso de las ciencias y la técnica, y sobre todo a la incesante elevación cultural y moral de la sociedad en la que vive en comunidad con sus hermanos”. Palabras que precisamente introducen la Carta Encíclica Laborem exercens.
En un llamado a reflexionar Monseñor Garita dijo: “El trabajo humano es clave, nos decía San Juan Pablo II. Es la clave esencial en la cuestión social, y en esa línea el Magisterio de la Iglesia es amplio, en el sentido de que la dirección correcta del trabajo debe llevar a que la vida de los trabajadores sea más humana y digna. Hoy el llamado es para toda la sociedad. Al gobierno, a los empresarios que con su inversión ofrecen trabajo, a los trabajadores, a todos quienes contribuyen de una u otra manera al mundo del trabajo: ¿realmente estamos haciendo con nuestros trabajos que la vida humana sea más digna?”.
“Pidamos a Dios por un trabajo digno para todos, que permita llevar sustento a nuestros hogares, para que nunca falte a nadie el pan de cada día. Pensemos también en aquellos hermanos que no tienen un trabajo digno, y busquemos contribuir con hechos concretos y solidarios para abrir oportunidades y espacios laborales, a fin de encontrar el sustento justo que todos merecemos, en virtud de nuestra dignidad de personas humanas, hechas a imagen y semejanza de Dios”, finalizó.