Caminamos con esperanza y respeto

“Con mucha esperanza, alegría, respeto, amor y auténtica tolerancia, hemos participado de la multitudinaria Caminata en favor de la vida y la familia, este domingo 3 de diciembre, en las calles de San José. Una manifestación rotunda de apoyo a estos dos valores fundamentales de la sociedad, de la Iglesia y de la fe cristiana. Ha sido un incontestable SÍ a la vida y la familia según Dios. Muchas gracias y bendiciones a todos”.

Estas fueron las palabras de Monseñor José Manuel Garita, nuestro Obispo, tras la manifestación convocada por la Conferencia Episcopal de Costa Rica el pasado domingo 3 de diciembre entre el Parque Central y el Paseo Colón.

Alrededor de un millón de personas llegaron a defender la vida y la familia, así como otros valores que nos propone la Iglesia Católica para constituir una mejor sociedad, como expresó en su homilía, Monseñor Ángel SanCasimiro.

“Si bien es cierto que la Iglesia propone un modelo de familia, que nace del amor conyugal, en el que crecen los hijos sanamente, en condiciones materiales, ambientales, de salud y emocionales que favorecen su desarrollo humano, conoce con amor materno, que muchas familias viven situaciones que las afectan dolorosamente. Así, la desintegración del hogar, que llega a sus puntos de máximo sufrimiento cuando la relación de los padres se rompe totalmente; la ausencia del padre o de la madre; las múltiples formas de violencia al interior de los hogares; las dificultades de la educación acertada de los hijos y de las relaciones intergeneracionales; la exclusión escolar de niños y adolescentes, que constituye un obstáculo para su superación y desarrollo pleno; la experiencia destructiva del alcoholismo y otras adicciones en el hogar; la pobreza y la extrema pobreza; el desempleo, el subempleo y el empleo informal; la carencia de una vivienda de calidad; la falta de solidaridad de la sociedad para afrontar la presencia de discapacidades en miembros de la familia; la imposibilidad de atender dignamente a las personas adultas mayores del hogar; la presencia de trastornos mentales al interior del núcleo familiar, sin un acceso al soporte profesional en salud mental; la maternidad de niñas y adolescentes, que deben afrontar el proceso de su propio proceso de maduración y el de sus hijos, muchas veces sin los apoyos necesarios y con las secuelas graves de la experiencia de la violación; el dolor de las familias separadas por la necesidad de migrar, unas desde nuestra patria hacia el exterior, y otras desde fuera hacia nuestra tierra; la privación de libertad de algún miembro de la familia; la discriminación de miembros de la familia por razones étnicas, religiosas, políticas, de orientación sexual y de otros tipos. También asumimos el dolor de las personas que, como decía el papa san Juan Pablo II, están privadas de familia (FC 85), y que viven solas en sus casas, o en instituciones o que son habitantes de la calle”.

Con esta Caminata, los Obispos en la persona de Monseñor Ángel indicaron: “más allá que de expresar, se trata de compartir y proponer una visión del ser humano, que consideramos que enriquece a nuestra sociedad y que favorece el bien común. Creemos en una cultura de diálogo y encuentro. Estamos atentos a otras formas de pensar y las respetamos. Pero, ante todo, respetamos al ser humano, al que amamos y cuyo bien deseamos”.

Luego de la Eucaristía hubo algunos cantos y de manera alegre y pacífica cada uno de los participantes dejó las inmediaciones del Paseo Colón, el cual quedó limpio y ordenado.

Fotos: Parroquia Catedral Ciudad Quesada y Conferencia Episcopal de Costa Rica