Curar el mundo

Entre agosto y setiembre, el Papa Francisco dedicó sus Catequesis de los miércoles al tema “Curar el mundo”, con el fin de afrontar juntos las cuestiones apremiantes que la pandemia ha puesto de relieve y que nos afectan a todos. El Santo Padre ponía especial énfasis en las enfermedades sociales.

“¿De qué modo podemos ayudar a sanar nuestro mundo, hoy? Como discípulos del Señor Jesús, que es médico de las almas y de los cuerpos, estamos llamados a continuar ‘su obra de curación y de salvación’ (CIC, 1421) en sentido físico, social y espiritual”, decía el Papa, el 5 de agosto en la Biblioteca del Palacio Apostólico.

Cuando miramos que la pandemia cobra fuerza en muchos países del mundo, vemos también las consecuencias devastadoras que ha generado: hambre, más pobreza, fragilidad de sistemas de salud, desempleo. Solo por citar algunos de los casos que más se reflejan en diferentes países, no importa si son países “de primer mundo” o países pobres. Podríamos decir que la pandemia nos ha unido en nuestra fragilidad. Por lo tanto, debemos unirnos para superar juntos este trance.

Si miramos lo que ha ocurrido en Costa Rica, el deterioro social y económico se ha incrementado de modo acelerado: se duplicó el desempleo, se incrementó la pobreza a cifras que hace casi 30 años no se veían, y desde luego, hay un descontento social que se mira por distintas vías, en las calles, en las redes sociales, en otros medios de comunicación, en la comunidad, etc.

Estamos llamados a cambiar esta realidad, que ya estaba antes de la pandemia. De previo a la pandemia, la situación de pobreza, pobreza extrema y desempleo en Costa Rica mostraba cifras preocupantes, vergonzosas. No podemos simplemente esperar a que pase la pandemia, para que volvamos a retomar todo a como era antes. Tenemos que ser agentes de cambio.

Precisamente, el Papa Francisco nos hizo este llamado, al cerrar su ciclo de nueve catequesis, al respecto de “Curar el mundo”. “Podremos regenerar la sociedad y no volver a la llamada ‘normalidad’, que es una normalidad enferma, en realidad enferma antes de la pandemia: ¡la pandemia lo ha dejado en evidencia! (…) La normalidad a la cual estamos llamados es la del Reino de Dios, donde ‘los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncian a los pobres la Buena Nueva’ (Mateo 11, 5)”, decía el Santo Padre el 30 de setiembre.

Costa Rica necesita un nuevo pacto social, lo hemos dicho en varias oportunidades. Esto no es una simple frase o mero romanticismo; Costa Rica necesita transitar de nuevo sobre las bases que erigieron las garantías sociales, el solidarismo, la justicia y paz social. Costa Rica necesita sacar de la pobreza a más de millón y medio de personas que están en esa condición.

El llamado es para todos. Podemos curar el mundo, especialmente los cristianos tenemos la misión de evangelizar, de ser portadores de buena noticia, de transmitir el amor y la misericordia que nos confió Jesucristo.

Hay valores que no pueden pasar de moda. Sacrificarse y darse a los demás no es ningún cuento. Jesucristo se entregó por nosotros para darnos vida, y esto es lo que nos llama a realizar en este mundo.

Se requiere unidad en el país, no importa que haya diferencia en los pensamientos; pero al vivir en esta misma nación, lo bueno que pueda pasar es para todos, el mal nos afecta por igual. Tenemos que consolidar la ruta para que el bien común sea el norte en medio de la circunstancia que estamos viviendo, y que sea, a la vez, el horizonte para consolidar a nuestra nación, una vez superemos la pandemia.

Fermento 137. Martes 10 de noviembre, 2020