
DÍA NACIONAL DE LA JUVENTUD. Sábado 6 de julio 2019,
Diócesis de Ciudad Quesada, Cámara de Ganaderos San Carlos.
Queridos jóvenes católicos de Costa Rica:
Acá, en la diócesis de Ciudad Quesada, estamos muy felices y agradecidos por la presencia de todos ustedes y encontrarnos para celebrar este DNJ 2019. Nos sentimos muy motivados porque, desde hace 4 años, no teníamos el DNJ. Animados también por la reciente JMJ de la cual muchos de ustedes participaron, tanto en los Días en las Diócesis como en Ciudad de Panamá. Nos hemos congregado para este DNJ con el tema “Para mí la vida es Cristo”, y con el lema “Juguémonos la vida”. Sin duda alguna, esta es una expresión numerosa, viva, joven y alegre de la Iglesia costarricense. Dos breves pensamientos comparto con ustedes: por qué, primero; y para qué, segundo, celebrar un DNJ.
1.- Por qué celebrar un DNJ:
Porque necesitamos compartir, celebrar y manifestar nuestra fe. La experiencia de fe no es algo privado u oculto. La fe es vida, práctica, testimonio, es dinamismo e impulso, y ustedes los jóvenes dan razón de ello de manera inequívoca y elocuente. San Pablo, en la segunda lectura, nos ha dicho “Para mí la vida es Cristo”. Jóvenes, la vida es el primer y fundamental don que hemos recibido de Dios, pese a que hoy no pocos la quieran irrespetar y desconocer.
Celebramos este DNJ porque, para nosotros creyentes, el centro, el fin y la meta de nuestra vida es la persona de Jesucristo y el proyecto de vida que el Señor nos propone. Este proyecto de vida es realización plena y salvación eterna para nosotros, porque sólo Jesús tiene palabras de vida eterna. Él es el único que nos puede dar vida verdadera, auténtica, perdurable, no una vida vacía ni pasajera. Por ello, el apóstol también dirá: “todo lo considero basura con tal de ganar a Cristo” (cfr. Fil 3,18).
Celebramos también este DNJ porque necesitamos encontrar el sentido y la finalidad de nuestra vida. Jesús, en el evangelio de San Juan, nos ha dicho: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” ¡Cristo es nuestro camino entre tanta desviación y peligro! Jóvenes, porque Jesús es el camino, Él nunca les lleva al precipicio y a la perdición ¡Jesús es nuestra verdad entre tanta mentira, falsedad y engaño! Jóvenes, porque el Señor es la verdad, Él nunca les confunde ni mucho menos les engaña ¡Jesucristo es nuestra vida entre tantos signos de muerte! Jóvenes, porque Cristo es la vida, Él no quiere que desfallezcan ni se pierdan, sino que tengan vida de Dios, vida de fe, vida en abundancia que sólo Él les puede dar.
2.- Para qué celebrar un DNJ:
Estamos aquí para hacer vida y testimonio el lema de este DNJ “juguémonos la vida”. Queridos jóvenes, con relación a Cristo y a las exigencias de nuestra fe, estamos llamados a dar testimonio de lo que somos y creemos. Y esto significa arriesgar, tener claridad, valentía y coraje en dar razón de nuestra fe cristiana. Nada de miedos, cobardías ni complejos. Notemos, en la primera lectura, que, al llamar a Jeremías, el Señor le dice a este joven como ustedes: “No digas soy un muchacho, pues dondequiera que te envíe irás, y lo que te mande dirás. No les tengas miedo, porque estoy contigo para salvarte, mira que he puesto mis palabras en tu boca”. Jóvenes, el Señor les llama, Él es fiel y no les abandona a merced de corrientes contrarias o de las pruebas difíciles.
A ustedes jóvenes, el Papa Francisco, en su última Exhortación Apostólica “Vive Cristo, esperanza nuestra”, numeral 20 les dice: “Si has perdido el vigor interior, los sueños, el entusiasmo, la esperanza y la generosidad, ante ti se presenta Jesús como se presentó ante el hijo muerto de la viuda, y con toda su potencia de Resucitado el Señor te exhorta: «Joven, a ti te digo, ¡levántate!» (Lc 7,14).
Asumiendo esta invitación del Señor a levantarse, ustedes jóvenes están llamados a proclamar las palabras de Dios, no las del mundo. Deben ir a los lugares y situaciones donde el Señor los mande para dar testimonio de su fe, para decir convincentemente “soy cristiano, pertenezco a la Iglesia, estos son mis valores y convicciones” sin ningún temor o complejo.
Estamos en este DNJ para actuar con autenticidad y fidelidad desde el evangelio y la doctrina de la Iglesia; no desde palabras, pensamientos o proyectos puramente humanos o acomodados a la moda fácil y engañosa. Recordemos que el cristianismo es vida y que la vida cristiana hay que traducirla en testimonio. Hoy en día, algunos quieren callar, aislar y quitar todo lo que sea fe cristiana e Iglesia. Todos nosotros, pero sobre todo ustedes -con su impulso y vitalidad juvenil- hemos de dar un paso adelante. Juguémonos la vida por Cristo entre las nuevas corrientes que niegan a Dios, la fe y la Iglesia. A ustedes jóvenes les gusta la claridad y la definición, por ello, juguémonos la vida dando rostro joven, fresco y dinámico de la fe cristiana y de la Iglesia. Tengan confianza, déjense acompañar por la Iglesia que es madre y maestra, que les guía por el camino de la auténtica felicidad, de la verdad y la salvación que es Cristo mismo, por quien hay que jugarse la vida testimonialmente en medio de pruebas, dificultades y adversidades. Pero no temamos, el Señor ha vencido al mundo y está con nosotros todos los días.
No temamos, y tomemos también el ejemplo de nuestra Madre, la Virgen María, quien siendo una joven dijo sí de manera rotunda y decidida a lo que el Señor le pedía. Ella es modelo de respuesta, ella es ejemplo de testimonio y es también compañera de camino.
Queridos jóvenes, la tarea después de este DNJ es clara: ser conscientes de que para nosotros la verdadera y única vida es Cristo. Y de que tenemos que jugarnos la vida por Él y por la Iglesia. Juguémonos la vida con nuestro testimonio claro, valiente y decidido. La Eucaristía nos dé la fuerza y el valor que necesitamos para ser fieles hasta el final. Para nosotros la vida es Cristo y nos queremos jugar la vida hoy y siempre por Él.
Amén.
Mons. José Manuel Garita Herrera.