Jóvenes, el presente de Dios

El mes de julio está dedicado a la juventud por parte de la Iglesia costarricense y, en este contexto, para la Diócesis de Ciudad Quesada, tenemos una motivación adicional como lo es la oración, en este mes, por los jóvenes, dentro del Año Jubilar.

Precisamente, el próximo 25 de julio celebraremos los 25 años de la creación de nuestra diócesis, razón por la cual damos gracias a Dios por el camino recorrido y, al mismo tiempo, ponemos en manos suyas nuestro ser y quehacer diocesano.

Celebramos estos 25 años como Iglesia diocesana de la mejor manera, con la ordenación sacerdotal el pasado 11 de julio, de Stward Jesús Benavides Cedeño. Nos alegra la respuesta afirmativa al llamado que Dios sigue haciendo a los jóvenes. Pedimos por el ministerio sacerdotal del P. Stward Jesús, y oramos al Señor para que lleve a buen término su obra en él.

Al pensar en los jóvenes, pensamos en el hoy de la Iglesia. Más exactamente, los jóvenes “son el ahora de Dios”, como lo dijo el Papa Francisco en la Jornada Mundial de la Juventud, en Panamá, el año anterior.

También, San Juan Pablo II, con ocasión del Año Internacional de la Juventud, en 1985, en su Carta Apostólica Dilecti Amici, decía a los jóvenes: “En vosotros está la esperanza, porque pertenecéis al futuro, y el futuro os pertenece. En efecto, la esperanza está siempre unida al futuro, es la espera de los ‘bienes futuros’”.

Mi llamado hoy a los jóvenes, especialmente aquellos que habitan nuestro territorio diocesano, para que sean esperanza en nuestra sociedad, y sean de verdad valientes en el caminar y misión que el Señor les ha confiado, allí donde se encuentren, en la realidad que viven, en la vocación a la cual Dios les ha llamado.

Todos ustedes, queridos jóvenes, tienen un proyecto de vida que Dios les ha dado; asuman ese proyecto para el bien, sean solidarios, alegres, portadores de esa ilusión que está presente en ustedes, como futuro de la sociedad.

Jóvenes, la Iglesia les necesita, así como Jesús llamó al joven apóstol Juan, hoy la Iglesia les llama para que sean testigos valientes del Evangelio, para que puedan ser testigos verdaderos de la vida y enseñanza del Señor.

Tomo palabras que expresé en mi VI Carta Pastoral, dedicada a ustedes, el año anterior: “Jóvenes, siéntanse alegres porque ustedes son el presente de la Iglesia. Un presente en el que Dios les ha confiado una gran tarea para seguir siendo colaboradores en la construcción del Reino. Aquí se les abre todo un camino y experiencia de verdadero compromiso eclesial. La Iglesia quiere acompañarlos y llevarlos siempre por la senda de la verdad que es Cristo mismo”.

En medio de un mundo con muchísimas propuestas, sepan discernir lo que hace bien y lo que les hace bien. Aprovechen su juventud para educarse integralmente, para formarse, para vivir esa experiencia única de vida, y con optimismo puedan marcar huella en la sociedad.

Oremos a Dios por nuestros jóvenes y pidamos la intercesión de la Santísima Virgen María, quien siendo joven también, dio un sí decidido al Señor, y supo marcar el mejor futuro para todos, al encarnar en su seno y darnos a Jesús.

Jóvenes, la sociedad también les necesita, para que, con sus ilusiones de buscar un mundo mejor, puedan transformar cada espacio y cada realidad en medio de los cuales ustedes se encuentren. Y todo para el bien de todos.

Fermento 118. Martes 21 de julio, 2020