
“Con el salmo 117 exultamos y exclamamos hoy diciendo: “Este es el día del triunfo del Señor”. Cristo ha resucitado, el sepulcro está vacío, Aquél que estuvo clavado en la cruz y murió, está vivo. Este es el gran anuncio y la gran verdad que da totalmente sentido a nuestra fe. Con su resurrección, Cristo ha triunfado de la muerte, ha vencido el poder de las tinieblas, del dolor, de la angustia y del mal. Su presencia viva nos llena de profunda alegría, de un gozo indecible y de una esperanza firme, porque Él es el Dios con nosotros, que sigue actuando en el mundo, en la historia y en la vida de cada uno de nosotros. Dichosos nosotros, hombres y mujeres de fe, que tenemos la esperanza en el más allá, en el triunfo definitivo con Cristo Resucitado después de la muerte”.
De este modo inició su homilía Monseñor José Manuel Garita Herrera en la Misa de 10 a.m. de este Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor. Fiel a Su Magisterio, exhortó a los fieles a que nuestra vida cristiana “no quede encerrada en un archivo”, por el contrario, debemos ser “valientes de esta nueva vida que Cristo nos ha dado”.
“Como fruto de la Pascua que hoy iniciamos, seamos testigos audaces y valientes de esta nueva vida que Cristo nos ha dado con su victoria sobre la muerte. Cristianos auténticos, decididos, convencidos, testimonios de verdad. Discípulos de Jesús que concretizan su fe en su vida de todos los días, en los hechos concretos de la vida social, cultural, política, económica, etc., la fe cristiana es un estilo nuevo de vida que ha de traducirse en testimonio y en compromisos concretos”, indicó.
En medio del día de las elecciones, hizo un fuerte llamado a la unidad, a la reconciliación y eso sí, a que no permitamos que otros decidan por nosotros.
“Los que ya han votado, en las primeras horas del día, han hecho muy bien delante de Dios, de la Iglesia y de la Patria; con ese gesto responsable han engrandecido al país, gracias por haberlo hecho, pues con ello han contribuido para su bienestar y desarrollo. Quienes todavía no han votado y lo pueden hacer, les pido que lo hagan como un deber cívico y moral a la vez; que lo hagan como un regalo maravilloso que todavía podemos hacer en paz y libertad; que voten para fortalecer la democracia que nos ha caracterizado y, en fin, que lo hagan para contribuir al bien integral de Costa Rica. No permitamos que otros decidan por nosotros, cada uno tiene su palabra y aporte que dar, su propia decisión que tomar”.
Como ya lo ha denunciado en esta Semana Santa, la campaña política ha sido violenta y de división. Por eso, con más razón, debemos dar testimonio de algo nuevo, como fruto de la Resurrección de Cristo.
“Lamentablemente, el país ha quedado muy herido, golpeado y dividido por una campaña política polarizada y encarnizada que ha generado enfrentamientos, conflictos y ofensas. Quede quien quede, elijamos a quien elijamos, en nombre de Dios y de la Iglesia, les pido que, a partir de esta misma noche, y principalmente de mañana, nos levantémonos con Cristo Resucitado para recuperar y alcanzar un ambiente nuevo y una experiencia renovadora de desarrollo para el país. Cristo nos levanta y nos restaura de actitudes de muerte como son el odio, la división, las ofensas y el egoísmo individualista y mezquino. Jesús, el hombre nuevo, nos levanta para reconciliarnos y unirnos, para congregarnos en el amor fraterno, para darnos su paz y su perdón, para darnos el impulso renovador de su Espíritu, a fin de contribuir -cada uno desde donde esté y con lo que hace- con el bien común de Costa Rica que nos atañe e importa a todos. Pongamos al servicio del país estos valores y principios cristianos que son parte esencial de nuestra fe. La fe ha de encarnarse y practicarse en las realidades concretas de nuestra vida”.