No al aborto

“El país que acepta el aborto no está enseñando a su pueblo a amar sino a aplicar la violencia para conseguir lo que se quiere”. Esta frase es una de las tantas que la historia recuerda, por la valentía con que la pronunció Santa Teresa de Calcuta, el 3 de febrero de 1994, cuando intervino ante la clase dirigente estadounidense en el Desayuno Nacional de Oración que se celebra cada año en Washington D.C.

Lamentablemente, este flagelo del aborto se está volviendo normal para muchos, pues es promovido por otros y entre muchas personas se ve hasta con indiferencia.

Justo, el pasado viernes 25 de setiembre, el Papa Francisco, alzó la voz en su mensaje a la Organización de Naciones Unidas, con ocasión del 75º aniversario del nacimiento del organismo.

Con mucha valentía, el Santo Padre denunció: “Desafortunadamente, los países y las instituciones internacionales también están promoviendo el aborto como uno de los denominados ‘servicios esenciales’ en la respuesta humanitaria. Es triste ver cuán simple y conveniente se ha vuelto, para algunos, negar la existencia de la vida como solución a problemas que pueden y deben ser resueltos tanto para la madre como para el niño no nacido”.

Hace pocos meses, exponía en este espacio Fermento, que cerca de 60 países, entre ellos, Costa Rica, firmaron una declaración conjunta para promover el aborto en medio de la pandemia. La preocupación, para esta declaración, venía de un estudio del Fondo de Población de Naciones Unidas, en el que, entre otras cosas, afirmaba que “por cada 3 meses que se mantenga el confinamiento, habrá hasta 2 millones más de mujeres que no puedan utilizar anticonceptivos modernos”. Junto con esto, señalaban que podrían darse 7 millones de embarazos en los meses siguientes. Razones ideológicas, lamentablemente, denigran la dignidad humana.

Como lo afirmó el Papa Francisco en su discurso: “En el origen de esta cultura del descarte existe una gran falta de respeto por la dignidad humana, una promoción ideológica con visiones reduccionistas de la persona, una negación de la universalidad de sus derechos fundamentales, y un deseo de poder y de control absolutos que domina la sociedad moderna de hoy. Digámoslo por su nombre: esto también es un atentado contra la humanidad”.

Recién, el pasado 23 de setiembre, inició una nueva jornada de ayuno y oración gracias a la campaña internacional que también se desarrolla en Costa Rica “40 Días por la Vida”. Desde que comenzó esta campaña, más de 17 mil bebés y sus madres han sido liberadas del aborto, explican sus organizadores.

En medio de la Pandemia provocada por el COVID-19, en la cual valoramos más la vida, y en la que equipos sanitarios de todo el mundo, incluidos los de Costa Rica, libran batallas diarias por salvar a las personas de esta enfermedad, tenemos que tomar muchísima conciencia que toda vida cuenta y vale por sí misma.

Es inaceptable que se promueva el aborto. Y es más inaceptable que se promueva en medio de la pandemia. La lucha por decir no al aborto es constante, es diaria. No nos vamos a cansar de decir que toda vida cuenta.

Hacemos eco de las palabras pronunciadas por el Santo Padre ante la ONU: “Imploro, pues, a las autoridades civiles que presten especial atención a los niños a quienes se les niegan sus derechos y dignidad fundamentales, en particular, su derecho a la vida y a la educación”.

Pidamos a Dios que nos dé fuerza para seguir defendiendo la vida desde el momento de la concepción hasta su muerte natural. No permitamos que el aborto se utilice para seguir generando violencia y destrucción.

Fermento 133. Martes 13 de octubre, 2020