Ojo a los signos de violencia

Las restricciones que se han dado en tiempos de pandemia no han evitado el aumento de homicidios en nuestro país.

Según datos del Organismo de Investigación Judicial, a julio se contabilizaban 288 asesinatos, incluso una cifra más alta al mismo periodo del año anterior, que había tenido cuatro asesinatos menos. Se habla de que en cuatro meses fueron 156 las personas asesinadas.

Se afirma que cada 18 horas se presenta un homicidio en Costa Rica. Lamentablemente las autoridades explican que estas cifras se van a mantener y reconocen que, a pesar de la mayor presencia policial por efecto de la pandemia, tenemos una sociedad más violenta. Incluso, afirman que se mantendría la tasa de 11 asesinatos por cada cien mil habitantes.

Según la Organización Mundial de la Salud se considera como “pandemia” una tasa de homicidios superior a los 10 por cada 100 mil habitantes. Esto solo nos refleja que nuestra sociedad sufre por diferentes causas, que tenemos una sociedad enferma y que se debe analizar seriamente la forma en que estamos llevando el rumbo de nuestro país, porque definitivamente se nos está saliendo de las manos.

Hay un reconocimiento, en medio de estas cifras, de cómo golpea el narcotráfico a nuestra nación. No podemos volver la mirada a otro lado. Tenemos que afrontar esta realidad que ataca a nuestras familias, lamentablemente a muchas familias vulnerables.

El aumento de las brechas sociales, la falta de empleo y la pobreza son, lamentablemente, atrayentes para entrar y caer en el mundo del narcotráfico. Se requiere, por tanto, la mayor seriedad de nuestras autoridades para tomar las medidas necesarias.

La pandemia provocada por el COVID-19 ha desnudado muchas de nuestras debilidades como nación. Es momento de volver a retomar el rumbo, desde la educación, el fortalecimiento de la familia y desde la inversión social.

Hay mucha incertidumbre en todo el mundo, y nuestro país no es la excepción, de allí mi llamado a fortalecer los lazos de unidad. Sólo juntos podremos salir adelante.

Sabemos que muchas personas están sufriendo porque su realidad más inmediata cambió por la pérdida del empleo, porque no pueden conseguir alimento, por el pago de deudas, porque deben afrontar las realidades cotidianas y no tienen lo necesario para hacerlo.

La pandemia debe ponernos en la vía de la solidaridad, para ayudar a muchas de estas personas que claman en medio del dolor.

Como lo he dicho hace varias semanas, es necesario el diálogo franco y directo entre todos los sectores para cuidar de nuestra nación, para procurar el bien común, para atender muchas de las pandemias que nos atacan.

Pidamos al Señor Jesús que nos ilumine, que podamos volver a las raíces de la justicia social y de los valores en nuestro país. Que podamos fortalecer a nuestra sociedad y alejar tantos males que nos aquejan. Tengamos esperanza, pero pongámonos a trabajar en la búsqueda de una unidad real que impida el avance de estos signos de violencia.

Fermento 126. Martes 25 de agosto, 2020