Tender la mano al pobre

Hace pocas semanas, el Papa Francisco hizo público el mensaje correspondiente a la IV Jornada Mundial de los Pobres, que la Iglesia celebrará el próximo 15 de noviembre. Sabemos que el Santo Padre ha tenido especial predilección por los pobres desde que fue elegido como sucesor de San Pedro. Una vez más, hace un llamado a todo el mundo para que tengamos en cuenta a los más desposeídos.

Con la pandemia, hemos visto recrudecer la pobreza. Ante ello, el Santo Padre ha manifestado: “las graves crisis económicas, financieras y políticas no cesarán mientras permitamos que la responsabilidad que cada uno debe sentir hacia el prójimo y hacia cada persona permanezca aletargada”.

En su mensaje titulado “Tiende tu mano al pobre” (cf. Si 7,32), se nos hace un llamado claro a ser solidarios, a no ser indiferentes a las necesidades de nuestros hermanos, a no escondernos cuando bien podemos, con nuestros gestos y acciones, llevar aliento y sustento a los que menos tienen.

“Tender la mano es un signo: un signo que recuerda inmediatamente la proximidad, la solidaridad, el amor. En estos meses, en los que el mundo entero ha estado como abrumado por un virus que ha traído dolor y muerte, desaliento y desconcierto, ¡cuántas manos tendidas hemos podido ver!”, decía el Papa.

Agradezco de corazón y bendigo a tantas personas que en nuestra Diócesis de Ciudad Quesada se han mostrado anuentes a ayudar. Lo hemos visto de muchas formas. Pero, de modo concreto, cuando en las distintas parroquias se reparte un diario a las familias más necesitadas, hemos visto la multiplicación de ayudas. Tenemos que seguir tendiendo la mano a nuestros hermanos costarricenses y también extranjeros que ven en nosotros una muestra de solidaridad y esperanza.

Debemos, a la vez, buscar métodos y nuevas formas de ayuda para acabar con una preocupante desigualdad que ha golpeado a Costa Rica por treinta años. La pobreza en la que están sumidos más de un millón de personas debe ser prioridad para nuestra nación y especialmente ocupar a nuestras autoridades en alternativas y proyectos para ayudarles y sacarles de la línea de pobreza.

Sigue siendo urgente una vía de desarrollo económico que permita la generación de empleos y de condiciones más justas. Las proyecciones son escalofriantes cuando se habla más allá del número oficial de 551.000 desempleados y se sostiene que son 700.000 mil personas las que están sin trabajo. En cada cifra de esas hay un rostro que urge del trabajo y forma de llevar sustento a la familia.

Debemos saber que no estamos solos. Nos necesitamos unos a otros, “‘Tiende la mano al pobre’ es, por lo tanto, una invitación a la responsabilidad y un compromiso directo de todos aquellos que se sienten parte del mismo destino. Es una llamada a llevar las cargas de los más débiles”, nos expresa el Papa Francisco.

Hay temas país que no pueden postergarse más, que no pueden ser objeto, como lo he repetido en muchas ocasiones, de cálculos políticos o electorales. Los pobres no son un botín político, ni deben ser usados para discursos populistas que en nada los beneficia a ellos, y que tampoco contribuyen a la construcción de un mejor país.

Si la pandemia ha desnudado situaciones que no conocíamos, o ha dejado al descubierto la mayor gravedad de estos, es momento de tomar las decisiones correctas, urgentes, necesarias, para solventar muchos de estos males que tienen en indefensión a muchos de nuestros hermanos.

Fermento 127. Martes 1 de setiembre, 2020