
Por gracia y misericordia de Dios la Diócesis de Ciudad Quesada cumple, este 25 de julio, 28 años de haber sido erigida por San Juan Pablo II. Demos gracias al Señor por la oportunidad que nos da de caminar juntos y peregrinar a la eternidad, que debe ser nuestro motivo principal y más trascendente en la vida de fe.
Son muchas las personas que a lo largo de la historia han contribuido y siguen contribuyendo en la construcción del Reino de Dios desde nuestra Iglesia particular, desde nuestras realidades concretas. En diferentes momentos y lugares, debemos ser conscientes que hacemos presente, como pueblo peregrino y con nuestro testimonio, el Evangelio del Señor, el cual se nos ha llamado a anunciar.
Damos gracias al Señor por tantos testigos de su resurrección que se han gastado y desgastado por nuestra diócesis y, que lo siguen haciendo, principalmente en lo oculto, donde solo el mismo Señor los ve.
“El don que cada uno ha recibido, póngalo al servicio de los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios”, nos dice la Primera Carta de Pedro, 4, 10. El llamado es a que, con nuestros dones y carismas, sigamos construyendo el caminar de nuestra aún joven diócesis.
En las visitas pastorales que he realizado, me encuentro con tantos fieles con los que converso sobre la necesidad de seguir renovando nuestros carismas al servicio de la comunidad.
Lamentablemente, sabemos que la pandemia provocada por el COVID-19 detuvo muchos de los procesos de evangelización y formación e incluso muchas de las actividades o vivencias a las que estábamos acostumbrados antes de que nos aquejara este mal. Por eso, es necesario recobrar nueva conciencia de cristianos y avivar nuestra fe. ¡No podemos quedarnos dormidos!
Hemos insistido mucho en que muchas iniciativas pueden surgir de los mismos laicos, para retomar encuentros con la Palabra de Dios, para evangelizar las familias, para abrir las puertas de los templos.
De la mano con ello, es necesario que asumamos la responsabilidad de formarnos de una manera más clara y decidida para responder de mejor forma a la fe que hemos asumido y ser coherentes con aquello en que creemos.
Decía el Papa Francisco en su Exhortación Apostólica, Evangelii gaudium, n. 109: “Los desafíos están para superarlos. Seamos realistas, pero sin perder la alegría, la audacia y la entrega esperanzada. ¡No nos dejemos robar la fuerza misionera!”.
Apostemos también por fortalecer la verdadera comunión; no cesemos en ningún esfuerzo por caminar juntos, por propiciar la fraternidad, por ser como los primeros discípulos del Señor que se distinguían en el amor y por lo cual los demás los reconocían. ¡Solo así podremos dar verdadero testimonio del Evangelio!
Al llegar a 28 años de que fuimos constituidos como Iglesia particular, pongamos nuestra esperanza en el Señor y pidamos la intercesión de nuestra Madre Santísima, la Virgen María y de nuestro patrono, San Carlos Borromeo. Que nos ayuden a ser fieles a nuestro compromiso y misión.
Fermento 278. Martes 25 de julio, 2023