Ante la pobreza, solidaridad y soluciones concretas

A través de la Jornada Mundial de los Pobres, la Iglesia manifiesta su preferencia por aquellos que sufren este flagelo en medio de la sociedad, de frente al despilfarro de algunos y las acciones de otros que provocan más pobreza.

Fue el Papa Francisco quien instauró esta celebración como fruto del Año de la Misericordia que él mismo convocó en 2016. Para este año, en su mensaje, nos dice: “¡Cuántos pobres genera la insensatez de la guerra! Dondequiera que se mire, se constata cómo la violencia afecta a los indefensos y a los más débiles. Deportación de miles de personas, especialmente niños y niñas, para desarraigarlos e imponerles otra identidad”.

El Santo Padre externa su preocupación ante signos de muerte en el mundo que nos deben mover a la reflexión y a la acción. Reconoce tantos países y familias que abren sus puertas a millones de mujeres, niños y ancianos “obligados a desafiar el peligro de las bombas con tal de ponerse a salvo”.

Es la realidad también de millones de personas que se alejan de sus naciones para buscar abrigo, consuelo y mejores condiciones de vida, porque en su patria ya no tienen este acceso.

Recientemente, también, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) revelaba en nuestro país resultados de la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho) 2022, entre los cuales, vemos un aumento de hogares en pobreza llegando a casi 400 mil.

Según el dato, hay un 23% de hogares en pobreza; es decir, 399.439 hogares en situación de pobreza; son 15.934 hogares más en comparación al año 2021.

Sobre los hogares en pobreza extrema, el porcentaje es de 6,4 %, similar al valor del año anterior, (6,3 %). En términos absolutos equivale a 6.078 hogares más en pobreza extrema, pasando de 104.553 hogares en esta condición en 2021 a 110.631 en 2022, según el INEC.

Quiero que reflexionemos sobre dos datos más: según el INEC 1 de cada 4 personas viven en pobreza; esto es el 25,5 %, es decir 1.329.757. Y, si vemos los porcentajes de pobreza por región, la incidencia de la pobreza entre hogares de la zona rural llegó a 28,3 %, la cual es la segunda más alta en toda la serie estimada por la encuesta nacional de hogares desde 2010. Se visualiza una vez más la desigualdad entre los hermanos y las regiones de un mismo país. En la Región Central el nivel de pobreza es de 18,1 %.

Ante la pobreza debemos responder con solidaridad para ayudar a nuestros hermanos en necesidad. Pero, también se impone la necesidad de que encontremos soluciones concretas. Muchas instituciones de bien social, muchas empresas con sentido de humanidad, muchas personas con profundo sentido de bien común, y desde luego, también desde la Iglesia, contribuimos a que muchas personas puedan tener una respuesta ante sus necesidades inmediatas de alimento, vestido o techo.

Sin embargo, las autoridades que gobiernan nuestra nación deben establecer una ruta que cambie radicalmente un panorama en el cual nos hemos estancado por varias décadas. El combate a la pobreza no puede ser un discurso de campaña ni un plan para hacer política. Todos deben unirse para establecer acuerdos que permitan de forma decidida sacar a nuestros hermanos de la pobreza.

“La pobreza que mata es la miseria, hija de la injusticia, la explotación, la violencia y la injusta distribución de los recursos. Es una pobreza desesperada, sin futuro, porque la impone la cultura del descarte que no ofrece perspectivas ni salidas”, nos dice el Papa Francisco en su mensaje para la Jornada que se celebrará el 13 de noviembre.

Dios ilumine a quienes gobiernan y también a quienes corresponde elegir a los gobernantes, a fin de encontrar caminos concretos y viables para sacar de la pobreza a tantos hermanos nuestros.

Fermento 241. Martes 8 de noviembre, 2022