Bien común y transparencia

Una vez más, durante este año, la sociedad costarricense ha sido golpeada con noticias de aparentes hechos de corrupción en la función pública, de casos en que median sobornos y dádivas, de sucesos que golpean el corazón de la institucionalidad y socavan la confianza de los ciudadanos.

Con la esperanza de que el proceso judicial permita esclarecer estas acusaciones y siente las responsabilidades del caso, también es necesario que esto ocurra de manera pronta y cumplida. Más allá del escándalo mediático que generan los allanamientos y los hechos de los cuales se acusa, en algunos casos, a altos funcionarios públicos, es necesario que estos procesos culminen y no se extiendan por años o décadas.

En el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, número 411, se nos indica: “la corrupción distorsiona de raíz el papel de las instituciones representativas, porque las usa como terreno de intercambio político entre peticiones clientelistas y prestaciones de los gobernantes. De este modo, las opciones políticas favorecen los objetivos limitados de quienes poseen los medios para influenciarlas e impiden la realización del bien común de todos los ciudadanos”.

Es necesario repensar y reflexionar sobre los casos de corrupción que han golpeado al país, no de ahora, sino desde hace varias décadas. Es necesario que quien llegue a la función pública sienta el compromiso que pesa sobre sus hombros para servir a la ciudadanía de manera honesta y transparente.

“La administración pública, a cualquier nivel —nacional, regional, municipal—, como instrumento del Estado, tiene como finalidad servir a los ciudadanos”, describe el mismo Compendio de la Doctrina Social (número 412).

Todos, como ciudadanos, también podemos contribuir a favorecer este clima de servicio honesto y transparente; que en la labor que realicemos, sea en el servicio público o en la instancia privada, trabajemos con honradez.

Es necesario que nuestro país cambie el rumbo que ha venido tomando; que no se haga costumbre ver estos hechos de corrupción; que no se vuelva viral el darle la espalda a la ley.

Ahora que los partidos políticos postulan sus candidatos a diferentes cargos de elección popular, de cara al mes de febrero de 2022, es importante también que puedan trabajar por destacar los valores de la ética y la transparencia; que puedan postular personas con auténtico espíritu de servicio, que puedan abogar desde sus estructuras por un combate frontal a toda forma de corrupción.

No podemos perder el ánimo ni la esperanza, ni menos pensar que todo se hace mal en nuestro país; pero no podemos permitir que los hechos que se acusan queden impunes. De esto, las autoridades respectivas deben tomar el control para dar cuentas a la sociedad.

Es importante que Costa Rica privilegie el bien común, la justicia y paz social; que retome el rumbo de la solidaridad. Cultivemos los mejores sentimientos en nuestra comunidad, en nuestras familias y los lugares en que trabajamos.

El Papa Francisco nos decía el 9 de diciembre de 2019, por medio de un tweet: “la corrupción degrada la dignidad de la persona y destruye los ideales buenos y hermosos. La sociedad está llamada a comprometerse concretamente para combatir el cáncer de la corrupción que, con la ilusión de ganancias rápidas y fáciles, en realidad empobrece a todos”.

Comprometámonos todos a luchar por el bien común y la transparencia, por el desarrollo integral de todos en beneficio de nuestro país.

Fermento 191. Martes 23 de noviembre, 2021