Celebramos la vida de la mujer

En medio del ambiente sinodal, convocado por el Papa Francisco, y que vivimos a nivel universal; y también desde la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, de noviembre anterior, que nos lanzó algunos desafíos para que podamos asumirlos, estamos llamados a seguir peregrinando en medio de una Iglesia de puertas abiertas.

Uno de esos desafíos es “impulsar la participación activa de las mujeres en los ministerios, las instancias de gobierno, de discernimiento y decisión eclesial”.

En este Día Internacional de la Mujer, es muy importante que se siga reconociendo el espacio que ella merece; su presencia es indispensable en la vida de la Iglesia y desde luego en la vida de la sociedad.

Saludo, como pastor de la Iglesia, a todas las mujeres en este día, el cual, lamentablemente rememora situaciones graves que se han cometido contra ellas a lo largo de la historia de la humanidad. Este día, debe ser una voz a la conciencia para valorar el don de la mujer.

Celebramos la vida de la mujer y como dice el Papa Francisco en su Encíclica Amoris Laetitia, n. 54: “La idéntica dignidad entre el varón y la mujer nos mueve a alegrarnos de que se superen viejas formas de discriminación, y de que en el seno de las familias se desarrolle un ejercicio de reciprocidad”.

A esto debemos abocarnos, a una sociedad más justa que reconozca el trabajo de las mujeres en igualdad de condiciones a las que realizan los hombres. Muchas formas de discriminación se dan cuando se le paga menos a una mujer, cuando no se le reconoce su capacidad para una labor.

Ni qué decir las múltiples formas de violencia que un día y otro también vemos en los medios de comunicación, ante las cuales no podemos callar, porque seríamos cómplices de crímenes que se cometen contras las mujeres solo por la condición de serlo.

Es cierto que se ha avanzado en leyes que castigan la violencia contra la mujer, pero debemos también, desde la educación, cambiar todo un paradigma e industria que las ve como objetos.

En la Iglesia, es elocuente el protagonismo de la mujer. Nos lo recuerda el Papa Francisco.

“En la historia de la salvación es una mujer la que acoge el Verbo; y también son las mujeres las que en la noche oscura custodian la llama de la fe, las que esperan y proclaman la Resurrección. La realización alegre y profunda de la mujer se centra en estos dos actos: acogida y anuncio. Las mujeres son protagonistas de una Iglesia en salida, a través de la escucha y la atención que prestan a las necesidades de los demás, y con una marcada capacidad de sostener dinámicas de justicia en un clima de ‘calor doméstico’, en los diferentes ambientes sociales en los que obran”, decía el Santo Padre a los participantes de un seminario web, denominado “Las Mujeres leen al Papa Francisco”, el pasado 7 de octubre de 2020.

Sigamos por este camino que reconoce a la mujer lo que es; apreciemos, además, la complementariedad del hombre y la mujer creados a imagen y semejanza de Dios (cfr. Génesis 1, 26-27).

Fermento 206. Martes 8 de marzo, 2022