Creación y apertura de la Casa de la Misericordia San Vicente de Paúl, en la Diócesis de Ciudad Quesada

Creación y apertura de la Casa de la Misericordia

San Vicente de Paúl, en la Diócesis de Ciudad Quesada.

  1. Antecedentes.

La misión de la Iglesia Católica es anunciar la Buena Noticia que, para quien lo escucha y lo cree, significa el ingreso a una nueva realidad de plenitud y salvación (cfr. Juan 10,10).

Desde las carencias y necesidades que todos tenemos, es preciso “establecer relaciones sanas con los demás, las cuales deben estar regidas por el reconocimiento de la existencia de otros seres humanos, a los que les debemos respeto por la dignidad que cada uno posee” (V Carta Pastoral, Mons. José Manuel Garita, No volverás la espalda a tu hermano, 4) y ante los cuales debemos hacer causa común, responsable y coherente, para que alcancen desarrollo integral.

Tal desarrollo, desde la mirada de la Iglesia Católica, tiene su motivación en la misericordia, que es la viga maestra que sostiene la vida de la comunidad eclesial. Todo en su acción pastoral debería estar revestido por la ternura con la que se dirige a los creyentes; nada en su anuncio y en su testimonio hacia el mundo puede carecer de misericordia.

La credibilidad de la Iglesia pasa a través del camino del amor misericordioso y compasivo. La Iglesia «vive un deseo inagotable de brindar misericordia» (Papa Francisco, El rostro de la misericordia 8). “En todo su ser y obrar, la Iglesia está llamada a promover el desarrollo integral del hombre a la luz del Evangelio. Este desarrollo se lleva a cabo mediante el cuidado de los inconmensurables bienes de la justicia, la paz y la protección de la creación” (Motu proprio, Papa Francisco, institución Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral).

Motivados por las exigencias de la misericordia y la necesidad de desarrollo integral de los hermanos más necesitados, creamos en la Diócesis de Ciudad Quesada, la Casa de la Misericordia San Vicente de Paúl, pues “la evangelización no tiene pleno sentido si no se convierte, a la vez, en una permanente promoción humana, en desarrollo integral, en obra de liberación, que sólo es posible mediante la gestión de una Pastoral Social transformadora e integral” (V Carta Pastoral, Mons. José Manuel Garita, “No volverás la espalda a tu hermano”, 35).

  1. Justificación.

La Casa de la Misericordia San Vicente de Paúl responde a ejes de compromiso social de los bautizados, que son parte de un itinerario necesario para poder tener acceso a una sociedad sana, con hombres y mujeres que viven como sujetos de sus aspiraciones de recta realización. Este itinerario socio pastoral tiene como contenido las siguientes dimensiones de misericordia:

  • Acoger a los afectados por el pecado social como verdaderos hermanos a quienes acompañar, reconociendo la causalidad de sus gritos.
  • Proteger a los que están siendo víctima de exclusión que los vulnera en su dignidad, con signos reales que ratifiquen que la Iglesia es el hogar de todos.
  • Promover a los empobrecidos para que se desarrollen en medio de una sociedad justa, practicando sus talentos y capacidades.
  • Integrar dentro de la comunidad eclesial y social, para que participen como actores de transformación en la construcción de la paz basada en la justicia.

Lo hacemos bajo la figura de San Vicente de Paúl, pastor para todos, pero especialmente para con los pobres y necesitados, quienes buscan de manera particular a Jesús en la persona del sacerdote. Tal era su conciencia que decía “los pobres nos han sido dados para que les sirvamos como a señores. El servicio a los pobres ha de ser preferido a todo, y hay que prestarlo sin demora” (Escritos). Para ello, todo cristiano, pero en especial el sacerdote, debe tener y actuar con los mismos sentimientos de Cristo, es decir, compasión, solidaridad, ternura, capacidad de ponerse en la situación del otro, entrega a tiempo y destiempo. Jesús no habla de los pobres solo con palabras, pues, en primer lugar, Él se hizo pobre y vivió pobre.

  1. Objetivo.

Atender, acompañar y promover al necesitado de la misericordia de Dios, haciendo así conciencia social en el pueblo de Dios sobre el compromiso evangélico de la caridad que nos implica a todos en la Iglesia.

  1. Estrategia de intervención:
  • Acompañamiento sicológico, legal y de trabajo social a personas de escasos recursos.
  • Atención a familias de escasos recursos con el diario mensual
  • Atención a habitantes de la calle.
  • Capacitación para el desarrollo de capacidades productivas básicas.

Monseñor José Manuel Garita Herrera

Obispo de Ciudad Quesada