
Hemos indicado en muchos momentos la preocupante situación que afecta a miles de personas por no tener trabajo. Esta situación se da en el mundo y desde luego en Costa Rica. Sabemos además que, producto de la pandemia, el panorama es aún más crítico y quizás no conoceremos el real impacto de esta problemática hasta dentro de varios meses.
Al respecto, la Organización Mundial del Trabajo (OIT) reveló la crítica situación del desempleo en América Latina, en cifras contempladas al primer trimestre del año 2020.
En un punto específico que es la desocupación juvenil, Costa Rica marcó un 42,1%, siendo la mayor cifra entre los países latinoamericanos. Desde luego que esto es de suma gravedad y, como lo he manifestado en otros momentos, debe hacernos pensar en cuál es la prioridad real de nuestros gobiernos para brindar posibilidades a los jóvenes.
Veamos lo que al respecto dijo el Estado de la Nación en su último informe: “aunque el desempleo creció en todos los grupos de edad, afectó con mayor intensidad a las personas jóvenes, con una tasa promedio del 31,9% en 2019”. Es decir, es una realidad que vemos pasar sin que se ejecuten acciones sólidas para cambiarla.
Ya antes de la pandemia nuestra juventud vivía un panorama crítico. La pandemia vino a incrementar la gravedad del problema. Estamos hablando que la desocupación está afectando a más de la tercera parte de los jóvenes que participan en el mercado laboral. Se requieren acciones prontas no solo para dar oportunidad a los jóvenes, sino también para que permita la reactivación económica con esta importante fuerza laboral.
Si a esto le sumamos el rezago en el campo educativo que vivimos en los últimos años, y ahora más con la pandemia, tenemos realmente motivos para hacer de este tema una prioridad nacional.
El año anterior se manejaba el dato de que los llamados “ninis” (aquellos jóvenes que ni trabajan ni estudian) pasó de un 18% a casi un 23%. Como siempre lo digo, detrás de estas cifras hay rostros humanos, hay personas que necesitan salir adelante y lo peor es que no surgen oportunidades.
Muchos son los temas que agobian al país: el desempleo generalizado, la pobreza, la educación, el sector agrícola, la vivienda, el déficit fiscal, solo por citar algunos. No obstante, tenemos que poner prioridades y dar respuesta pronta, plantear compromisos a corto, mediano y largo plazo.
La juventud es una prioridad, pues en ella descansa el futuro de la sociedad. Si no preparamos a nuestros jóvenes, si no buscamos salidas para que se puedan desenvolver y desarrollar integralmente, los estamos condenando a ellos y estamos condenando al país.
Mi mensaje también va dirigido a los jóvenes, para que no se desanimen, para que encuentren sentido de vida en Jesús y luchen por vivir la vocación a la que han sido llamados. Mi llamado es para que en las oportunidades que puedan surgir, puedan poner todo el empeño y carisma que les caracteriza para salir adelante. Queridos jóvenes, que el Señor Jesús les ilumine y les guíe para que en medio de las dificultades puedan desarrollarse de la mejor manera.
Fermento 158. Martes 6 de abril, 2021