
Jueves de la XXXIII Semana Tiempo Ordinario,
17 de noviembre de 2022, Misa mes del educador,
Catedral de Ciudad Quesada, 8:00 a.m.
Hermanos todos, especialmente queridos educadores:
Un año más, nos permite el Señor ofrecer y compartir esta Eucaristía, particularmente por ustedes, educadores de nuestra diócesis, en el contexto del mes del educador en Costa Rica, el cual estamos celebrando bajo el lema “Persona educadora, abierta a la escucha para caminar juntos”. Agradezco al Máster Edgar Solís Barquero, responsable diocesano de la pastoral educativa, por la invitación que me ha hecho.
Con relación al lema del presente mes del educador, en el camino y espíritu sinodal que estamos viviendo como Iglesia, la actitud de escucha resulta indispensable para el ser y quehacer del educador. Escuchar supone estar abiertos y disponibles, nos pide mirar la realidad social que vivimos, conocer la situación de los educandos y sus familias, escuchar sus realidades más allá de lo académico, pues son personas con su propia historia, y muchas veces bastante compleja.
En el contexto propiamente educativo, la escucha ha de llevarnos a una mayor personalización de la educación, a implementar siempre en ella la cultura del encuentro para caminar juntos, no solamente con respecto a los objetivos y fines educativos, sino también, ante todo, para caminar juntos desde la experiencia humana, eclesial y de fe. Escuchar para caminar juntos supone tiempo, atención, paciencia, interés, capacidad de hacer alto y pausa en nuestro camino a fin de interesarnos por el otro y atender a su realidad, sobre todo de los educandos.
Queridos educadores, que el Señor les conceda el don y la capacidad de escucha, tan necesaria siempre, pero sobre todo en nuestros tiempos de tanta dispersión y estrés. Solo así podremos caminar juntos en unidad y comunión, para la consecución de los objetivos propiamente educativos, pero particularmente en búsqueda de una educación integral de nuestros educandos sobre la base del humanismo cristiano y a transmisión de valores.
Cuando Jesús ora por Jerusalén, en el evangelio de San Lucas que hemos escuchado, y pide para la ciudad santa el don de la paz, nosotros también suplicamos esta gracia y este regalo de la paz, para escuchar y caminar juntos. Solo en paz se puede escuchar verdaderamente; solo en paz podremos caminar juntos como hermanos. Ustedes, queridos educadores, necesitan tanto este don y esta gracia de la paz en medio de las responsabilidades educativas que les exigen día a día en medio de desafíos propios de la época, presiones, tensiones y sobrecarga de trabajo. Todos necesitamos estabilidad emocional y espiritual, especialmente quienes se dedican a la importante y noble misión educativa. Hablando de paz para escuchar y caminar juntos, ustedes, más que nadie, saben y han experimentado últimamente situaciones de violencia y conflicto en ambientes educativos de nuestro país.
Quisiera compartir con ustedes y hacer eco específicamente de dos pensamientos del Papa Francisco sobre la educación católica, con motivo de haber recibido, el pasado 12 de noviembre, a los participantes de la Asamblea General de la Unión Mundial de Educadores Católicos. Se trata de dos ideas y líneas que me parecen claves siempre, pero sobre todo en estos momentos y circunstancias que vivimos.
1. Colonización ideológica: Al respecto, dice el Santo Padre. “Hay que tener cuidado con las colonizaciones ideológicas porque causan estragos. Una cosa es estar con la cultura del momento, hablar el lenguaje del momento, y otra cosa es dejarse colonizar ideológicamente”. Por ello, para el Papa Francisco, “es necesario discernir qué es una novedad que hace crecer y qué una ideologización, una colonización ideológica, porque estas destruyen la personalidad humana y cuando entran en la educación causan estragos”. Frente a esta situación y reto, para el Papa “la presencia de educadores cristianos en el mundo escolar es vital”.
2. Humanismo cristiano: Sobre este tema capital, particularmente para la educación, el Papa destacó que “el educador cristiano está llamado a ser plenamente humano y plenamente cristiano, porque no hay humanismo sin cristianismo. Y no hay cristianismo sin humanismo”. Para tener esto siempre presente y lograr este fin, el Papa manifestó a los participantes que “el educador católico no debe ser espiritualista, en órbita, fuera del mundo, sino que debe estar arraigado en el presente, en su tiempo y en su cultura”, concluyó el Papa. Gran reto y desafío éste.
Queridos educadores, quiero agradecerles y reconocer todo cuanto hacen en su misión educativa, no solo a nivel profesional, sino como creyentes católicos; que el Señor les siga animando, sosteniendo e inspirando. Quiero pedir especialmente en esta Eucaristía por su servicio, trabajo y misión: que, llevada a cabo con mucha responsabilidad, mística, dedicación y testimonio edificante, puedan ustedes obtener abundantes frutos para su satisfacción personal y especialmente para bien de los educandos que se les ha confiado.
Hoy la Iglesia recuerda y celebra a Santa Isabel de Hungría, madre, esposa, reina, viuda y luego consagrada franciscana desde la pobreza y el servicio. Pidamos su intercesión, a ella que se dedicó a los más pobres y necesitados, para que nos ayude a trabajar con generosidad y verdadera caridad en la misión que a cada uno nos ha encomendado el Señor en la Iglesia y en la sociedad. La fuerza de la Eucaristía les impulse para ser fieles hasta el final. Que, con la fuerza de su gracia, el Señor inspire, sostenga y acompañe siempre sus trabajos, desvelos y sacrificios.