
Hermanos en el Señor:
Todos los años, iluminados por la Palabra de Dios y por la fe de la Iglesia, nuestra Madre, celebramos, en el contexto de la solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, el Día del Papa.
La conciencia de la Iglesia de Jerusalén, ya en el siglo primero, sobre la vocación y misión del apóstol Pedro, se prologa esta mañana en esta celebración eucarística en la que como Pueblo de Dios nos reunimos entorno a la doble mesa de la Palabra y la Eucaristía, para orar por el ministerio petrino del actual sucesor de San Pedro, el Papa Francisco, Obispo de Roma, principio y fundamento visible de la unidad y comunión entre todas las Iglesias.
El ambiente litúrgico y orante de nuestra celebración, junto al Señor Nuncio Apostólico, Mons. Bruno Musarò, evidencia todavía una realidad mayor, como lo es la comunión solidaria y la experiencia sinodal que vive actualmente toda la Iglesia, preparando el próximo Sínodo sobre la Sinodalidad, que se celebrará el próximo mes de octubre. Razón tenía San Juan Crisóstomo para afirmar que “la Iglesia siempre se encuentra en estado sinodal…porque Sínodo es el nombre de Iglesia” (San Juan Crisóstomo, Comentario al Salmo 149, 1; PG 55,49).
Agradecemos al Señor el don de la vida y ministerio del Papa Francisco, y lo hacemos como habitualmente lo pide el mismo Santo Padre, orando por su servicio a la Iglesia universal.
Que esta celebración nos renueve en la conciencia bautismal de ser Iglesia, y suscite en todos nosotros el amor por la Iglesia de la que hemos recibido el gran don de la fe, y en la que todos somos agentes activos de cara a la misión evangelizadora que nos corresponde.
Mons. José Manuel Garita Herrera, Obispo de Ciudad Quesada.
Presidente de la Conferencia Episcopal de Costa Rica.