Fermento: Violencia contra la mujer: una vergüenza

Un verdadero reto tiene Costa Rica de cara a promover la dignidad y misión de la mujer en nuestra sociedad como un ser con valor propio, y que como diría San Juan Pablo II en su Carta Apostólica La Dignidad de la Mujer y su Vocación: “la mujer representa un valor particular como persona humana y, al mismo tiempo, como aquella persona concreta, por el hecho de su feminidad”.

En el mes de marzo anterior, con motivo del Día Internacional de la Mujer, dirigí un mensaje en el que exhortaba a respetar el lugar propio que, desde el punto de vista natural, tiene la mujer en el mundo, en nuestra sociedad y en la Iglesia. Desde luego, no es el brillo de un día -establecido civilmente desde el año 1975- por el cual la mujer alcanza su dignidad.

Desde el seno materno de nuestra Iglesia y desde su propia creación, Dios hizo a la mujer a imagen y semejanza suya, así como creó también al hombre, para que ambos gozaran de una igual dignidad y valor.

Por eso, cuando hablamos de respetar a la mujer y nos encontramos con una sociedad que violenta y destruye su humanidad, hasta alcanzar cifras de escándalo, no puede ser esto menos que una vergüenza nacional. Ya entonces, también el Papa Francisco, en su visita a Perú, a inicios de este año, hizo un fuerte llamado para que detengamos la “plaga” del feminicidio que afecta a nuestro continente americano.

Cuando vemos las crudas y numerosas noticias, cuando nos damos cuenta de la cantidad de llamadas que se incrementan al 911, pidiendo ayuda a causa de la violencia contra la mujer, por un partido de fútbol o por encuentros donde hay alcohol, simplemente no hay palabras para describir estas atrocidades que casi a diario vivimos.

La reacción valiente de todos nosotros, denunciando los casos que conozcamos, aún en nuestras propias familias, debe ser la actitud cristiana que revele nuestro auténtico sentir en defensa de esas mujeres que sufren muchas veces en silencio, por la poca solidaridad a su alrededor. Mujeres que sufren y hasta mueren por la omisión y temor de unos que, viendo lo que acontece, simplemente vuelven la mirada y se desentienden. Digámoslo claro: esto es pecado, y eso hace cómplices a quienes callan este delito.

Asimismo, tenemos que señalar otros tipos de violencia que también afectan a la mujer, y que de repente creemos que son solo datos que algún día se podrán cambiar.

Según el Informe del Estado de la Nación en su edición 23, “persisten las barreras que enfrentan las mujeres para insertarse en el mercado del trabajo”. Como ejemplo, nos señala que “entre el segundo trimestre de 2015 y el tercero de 2016 la fuerza de trabajo disminuyó en 75.102 personas, de las cuales 52.330 eran mujeres”.

Igualmente, violencia contra la mujer es la lucha que ellas deben dar para que se les pague igual que a los hombres por una función similar que realicen, o la lucha que constantemente deben emprender para ocupar puestos en cargos políticos, así como el incansable trabajo para acabar con estereotipos u otros tipos de violencia, como cuando son instrumentalizadas para efectos de mercadeo u otros fines.

El llamado que hago es para toda la sociedad de nuestro país. Debemos velar por la mujer, cuidarla, respetarla y promover su dignidad, siendo menos machistas y violentos.  También el llamado es para las mujeres, a fin de que cuiden el don de la vida que Dios les ha dado, y que junto al hombre tienen “la responsabilidad común por el destino de la humanidad, en las necesidades de cada día y según aquel destino definitivo que los seres humanos tienen en Dios mismo, en el seno de la Trinidad inefable”, como señalaba San Juan Pablo II en la Carta Apostólica que mencioné anteriormente.

Solamente el don de la paz podrá cambiarnos y hacernos menos violentos. Pidamos este don que tanto necesitamos para vivir en respeto, armonía, concordia y tolerancia con todos, pero especialmente con las mujeres que muchas veces aparecen como las más vulnerables, violentadas, irrespetadas y discriminadas. Esto no puede seguir siendo en un país que todavía se ufana de ser cristiano, democrático y pacífico.

Monseñor José Manuel Garita Herrera

Fermento: ¡iluminando la realidad nacional!

Martes 26 de junio, 2018