
Fiesta patronal en honor de San Rafael Arcángel,
Parroquia de Guatuso, martes 24 de octubre, 6:00 p.m.
Hermanos todos en el Señor:
Siempre me gusta decir, y lo repito con frecuencia porque estoy convencido de ello, que la fiesta patronal de una comunidad parroquial es un momento y un don de Dios para darle gracias a Él, para animarnos en la fe y para renovar nuestro compromiso con el Señor y con la Iglesia. Se trata de preguntarnos qué nos pide y espera de nosotros el Señor en estos momentos y circunstancias en que vivimos. Asimismo, es una oportunidad para conocer más al Santo Patrón y asumir el desafío de imitar sus virtudes y ejemplos para nuestro crecimiento en la fe.
Aunque en su fecha tradicional previa a la reforma litúrgica, celebramos hoy a uno de los principales arcángeles de Dios como lo es San Rafael, patrono de esta comunidad. Junto con San Miguel y San Gabriel, los arcángeles nos hablan del poder y omnipotencia de Dios, del cuidado y cercanía que Él tiene por nosotros, de su providencia amorosa que siempre nos acompaña. Desde la fe, estas verdades nos dan seguridad y confianza en Dios y en la acción de sus servidores los ángeles y arcángeles.
Precisamente, la primera lectura que hemos escuchado del libro de Tobías, no sólo nos habla de la presencia y acción de Rafael, sino de cuál fue su misión con respecto a Tobías padre, y a Tobías hijo y su esposa Sara. Ponía de manifiesto el texto la presencia de Dios en la oración y la posibilidad de hacer obras de caridad y misericordia. Asimismo, cómo curó a Tobías de su ceguera y a Sara de la maldición del demonio, e hizo posible el matrimonio del joven Tobías con Sara. Notemos cómo todo ello nos habla de la presencia amorosa y providente de Dios, de su cuidado y protección a través de sus ángeles y arcángeles.
Y este arcángel dio a conocer su nombre: Rafael, medicina de Dios, uno de los siete arcángeles en la presencia de Dios, que está para alabarle y darle gloria. Es el santo arcángel que, como a Tobías y a Sara, nos llama a nosotros hoy a no temer miedo, sino a confiar en Dios de verdad, pese a las situaciones difíciles que tengamos. Se trata de confiar en el Dios amoroso, fiel y providente que nunca nos abandona. Además de confiar, y experimentando la fidelidad de Dios, nos invita a bendecir y agradecer a Dios todos los días. Alabar y agradecer tanta bondad y fidelidad; tanta misericordia y tanta bendición; tanto amor y tanta providencia del Señor. Muchas veces esto se nos olvida; tenemos que tenerlo presente y llevarlo a cabo: alabar y agradecer entonces.
El evangelio de San Juan nos ha narrado el encuentro de Jesús con Natanael o Bartolomé, quien se asombra del reconocimiento que el Señor hizo de él, al mirarlo bajo la higuera. Jesús lo define como un israelita de verdad, como un verdadero creyente. Por su parte, Natanael confiesa a Jesús como el Maestro, el Hijo de Dios, el Rey de Israel. De verdad que estamos llamados a asombrarnos del poder y de la gloria de Dios. Quien confía en Dios es capaz de ver grandes cosas desde la perspectiva de la fe. Por ello, Jesús dice: “Yo les aseguro que verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre”. El Señor reafirma la existencia y la actuación de los ángeles.
Hermanos, como bien sabemos la misión de Rafael fue guiar y curar. Guió al joven Tobías en su viaje a Media por encargo de su padre, y lo guió hasta encontrar a Sara su esposa a quien se unió en matrimonio. Curó a Sara de su influencia del mal, y a Tobías padre de su ceguera. Acciones de guiar y curar por parte del arcángel que pusieron de manifiesto el amor y el cuidado que Dios tiene por nosotros.
Hoy en día necesitamos ser guiados en medio de tanta confusión, relativismo y falsedad. Todos necesitamos ser curados de tanta enfermedad, sufrimiento, desaliento, soledad, pesimismo y ceguera espiritual. Necesitamos ser curados de experiencias negativas y dolorosas que a todos nos ocurren. Este guiar y curar es posible sólo para Dios, por ello, confiemos, pongámonos en sus manos, abandonémonos en su amor siendo dóciles y obedientes a su voluntad. Ese es el camino, éstas son las actitudes de fe que nos enseña el santo arcángel Rafael.
Vamos a pedirle al Señor en esta Eucaristía ser fieles como Rafael para cumplir la misión que el Señor nos ha encomendado, sea cual sea. Pidamos dejarnos llevar por Él como lo hizo el joven Tobías. Confiar y tener certeza en el poder, la providencia, la cercanía y la compañía de Dios. Pedir la gracia también de poder guiar y curar a otros que necesitan de nuestra ayuda y amor. Pedir que el Señor bendiga a esta comunidad, que aleje de ella todo mal y la guarde siempre en su santo amor. Amén.