
A menudo, tenemos la tendencia de criticar el mal que algunos hacen y señalar las malas obras que vemos a nuestro alrededor. Con frecuencia, también, nos creemos buenos porque no hacemos el mal o no dañamos a nadie. Pero, para el cristiano, no basta con no hacer el mal. Ya el Papa Francisco en su primera Catequesis de este año lo decía: “no basta con no hacer el mal al prójimo, es necesario elegir hacer el bien aprovechando las ocasiones para dar buen testimonio de que somos discípulos de Jesús”.
Este llamado a hacer el bien debe ser constante. La semana pasada, que hablaba de la violencia contra la mujer, decía que no podíamos ser cómplices silenciosos de la agresión que podamos ver a nuestro alrededor. En este caso, no basta con no agredir a las mujeres, sino que implica denunciar, si sabemos que hay mujeres que son víctimas de opresión.
Si queremos un mejor país, no basta con no cometer actos de corrupción, pues, por el contrario, hacer el bien implica cumplir con nuestras obligaciones, sea pagando impuestos, sea haciendo bien nuestro trabajo, sea cuidando la limpieza de nuestra comunidad o del transporte público que utilicemos.
En estos tiempos, como lo he hablado en otros momentos, hacer el bien consiste en no denigrar en redes sociales a nadie, en no afectar la honra de las personas y, si queremos hacer el bien, debemos contribuir con palabras que edifiquen para que se hagan virales en ese mundo de la tecnología que a veces hemos visto convertido en escenario de guerra.
Quería también llamar la atención para hacer el bien en las carreteras, donde igualmente, he manifestado mi pesar y he exhortado a proteger la vida propia y la de los demás, a través de conducir responsablemente.
Recientemente, una investigación que se hizo pública, realizada por parte de médicos de la Universidad Hispanoamericana, efectuó una evaluación de la carga por mortalidad en accidentes de tránsito en Costa Rica de 1990 a 2016.
Entre otros datos, que deben llamarnos a la reflexión, señala el estudio que, de las 16.539 muertes por accidente, 13.696 son hombres y 2.746 son mujeres. Además, se informa que los cantones de Garabito, Parrita y Osa, en Puntarenas, Carrillo, en Guanacaste, y Matina, en Limón, lideran las tasas de mortalidad por accidentes de tránsito en el país, en este período. Otro punto que preocupa es la población joven, de personas entre 15 y 29 años de edad, que fallecen por esta causa.
Al mismo tiempo, autoridades de la Organización Mundial de la Salud han proyectado que, de cara al año 2030, los accidentes de tránsito pasarán a ser la quinta causa principal de mortalidad.
Nos corresponde hacer el bien en las carreteras, manejando con precaución, siendo responsables con el cuidado del buen estado de los vehículos, controlando nuestras actitudes con el hermano que va, igual que nosotros, conduciendo en el camino.
Detengamos el mal que vivimos en las carreteras producido muchas veces por el exceso de velocidad, conducir en estado de ebriedad, manejar viendo mensajes de WhatsApp o hablando por teléfono, siendo imprudentes saltando e irrespetando las señales respectivas.
Hagamos el bien protegiendo nuestra vida y la de los demás que, como nosotros, tienen familiares y amigos que les esperan.
Monseñor José Manuel Garita Herrera
Fermento: ¡iluminando la realidad nacional!
Martes 3 de julio, 2018
Nº11