
Hace un año, la Conferencia Episcopal de Costa Rica publicó, para todas las diócesis del país, el Protocolo o Líneas-Guía para la actuación en casos de abuso sexual a menores o adultos en vulnerabilidad por parte de clero y consagrados.
Sobre este flagelo que golpea a la sociedad en general, y en particular a la Iglesia, el Papa Francisco había dicho claramente en una carta dirigida al pueblo de Dios el 20 de agosto de 2018: “Mirando hacia el pasado nunca será suficiente lo que se haga para pedir perdón y buscar reparar el daño causado. Mirando hacia el futuro nunca será poco todo lo que se haga para generar una cultura capaz de evitar que estas situaciones no solo no se repitan, sino que no encuentren espacios para ser encubiertas y perpetuarse”.
Por ese motivo, la Jornada de Oración por las víctimas de abuso sexual, a la que hemos convocado los obispos de Costa Rica, es un llamado a hacer conciencia de la responsabilidad que tenemos todos en la lucha por erradicar este mal. Es un momento para pedir perdón por los hechos que dentro de la Iglesia han generado dolor a las víctimas de abuso sexual y a sus familias. Esta Jornada nos mueve a poner delante de Dios todas nuestras intenciones y acciones que nos asemejen cada vez más a Jesús para así extirpar este flagelo.
“Humildemente y con valor debemos reconocer que estamos delante del misterio del mal, que se ensaña contra los más débiles porque son imagen de Jesús. Por eso ha crecido actualmente en la Iglesia la conciencia de que se debe no solo intentar limitar los gravísimos abusos con medidas disciplinares y procesos civiles y canónicos, sino también afrontar con decisión el fenómeno tanto dentro como fuera de la Iglesia”, expresaba el Papa el 24 de febrero de 2019 en el Encuentro La Protección de los Menores en la Iglesia.
La Jornada de Oración de este día es para que nos unamos en la plegaria con esta intención desde la Santa Eucaristía, el rezo del Rosario y la celebración de la Hora Santa. Como Iglesia, todos estamos llamados a dedicar un momento para orar al Señor; hagámoslo también en nuestras familias, en nuestros lugares de trabajo, en cualquier parte.
Es la Comisión Nacional y la Red Nacional de Prevención del Abuso en la Iglesia Católica, compuesta por las diferentes comisiones diocesanas de protección al menor y adultos en vulnerabilidad la encargada de organizar esta Jornada. La prevención, sin embargo, es tarea de todos.
Debemos condenar todo acto de abuso físico o sexual contra los menores de edad y contra los adultos en vulnerabilidad. No podemos quedarnos callados ante estas situaciones atroces que hieren personas y que desde luego causan dolor en la Iglesia.
Pongamos nuestra mirada en el Señor Jesús para enfrentar y afrontar el abuso sexual. Busquemos caminar y actuar con transparencia; que el Espíritu Santo renueve la faz de nuestra Iglesia de manera permanente y constante para evitar más daños a causa de estos abusos.
Mi mensaje de cercanía y solidaridad para las víctimas y sus familiares que han sufrido de algún tipo de abuso en la Iglesia o en la sociedad en general.
Pidamos al Señor para que, con motivo de esta Jornada de Oración, podamos comprometernos todos a ser verdaderos testigos del amor del Dios, y sigamos creciendo y mejorando las acciones a fin de erradicar este mal que nos avergüenza y nos duele en el alma.
Fermento 166. Martes 1 de junio, 2021