
El pasado 24 de julio, la Iglesia celebró la II Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores, la cual ha sido promovida por el Papa Francisco, con el fin de reconocer y promover la riqueza de estas personas en nuestra sociedad.
“A pesar de que la ancianidad llega después de un largo camino, ninguno nos ha preparado para afrontarla, y casi parece que nos tomara por sorpresa. Las sociedades más desarrolladas invierten mucho en esta edad de la vida, pero no ayudan a interpretarla; ofrecen planes de asistencia, pero no proyectos de existencia. Por eso es difícil mirar al futuro y vislumbrar un horizonte hacia el cual dirigirse. Por una parte, estamos tentados de exorcizar la vejez escondiendo las arrugas y fingiendo que somos siempre jóvenes, por otra, parece que no nos quedaría más que vivir sin ilusión, resignados a no tener ya ‘frutos para dar’”, reflexionaba el Santo Padre en su mensaje con motivo de esta Jornada.
Sensibilizarnos ante la realidad de esta etapa de vida en nuestra edad avanzada, nos permitirá progresar como sociedad, valorando la riqueza de toda persona, sabiendo además que la Iglesia proclama la defensa de la vida desde su concepción hasta su muerte natural. No debemos descartar a nadie; ni a niños recién nacidos o en el vientre de la madre, ni a los adultos mayores, ni a los enfermos.
El Papa invita a que al final de una vida “más activa” nuestros abuelos y personas mayores puedan valorar la riqueza de la vida espiritual, la oración, la lectura de la Palabra de Dios, la participación en la liturgia. Estos son modos que también consolidarán el ejemplo en el hogar y en nuestra sociedad para cultivar en los demás la necesaria relación que debemos tener con Dios.
El Papa Francisco también ha valorado el encuentro necesario que todas las generaciones debemos tener con quienes han alcanzado este don de la ancianidad. Ellos, con su experiencia, pueden aportarnos mucho por medio de la invaluable riqueza que da el estar y compartir con ellos.
Por su lado, Naciones Unidas destina el 1° de octubre para lo que llaman Día Internacional de las Personas de Edad, en alusión precisamente a las personas de edad avanzada.
Nos indica este organismo que “durante las próximas tres décadas, se estima que el número de mayores aumente a más del doble, llegando a más de 1.500 millones de personas en 2050. Todas las regiones verán un aumento en el tamaño de la población mayor entre 2019 y 2050”.
Este hecho debe motivarnos a todos como sociedad a promover espacios seguros para estas personas. El respeto de su dignidad es vital en la comprensión del don de la vida que el Señor nos ha regalado.
Cuidemos de nuestros abuelos y adultos mayores, dejemos a un lado en Costa Rica esas noticias que nos alertan cada vez más del abandono que sufren estas personas. No volteemos el rostro a quienes han forjado esta nación.
“¡Envejecer no es una condena, es una bendición!”, dice el Papa Francisco. Con nuestras acciones, permitamos condiciones dignas de vida para este sector de la población. Pidamos a Dios que nos ayude a valorar la vida de nuestros abuelos y de los mayores.
Fermento 226. Martes 26 de julio, 2022