
Hemos celebrado, en los primeros días de marzo, uno de los acontecimientos más sobresalientes en la vida de fe de Costa Rica: el 40 aniversario de la visita de San Juan Pablo II.
Muchos son los frutos que dejó esta visita, así como lo son los frutos de una cercanía y cariño especial que el Santo Padre manifestó para nuestra nación. Muchas son las enseñanzas, como lo es la defensa de la vida, la promoción que hizo de la familia, los valores que proclamó en bien de la persona humana.
El anuncio del Evangelio que por medio de su testimonio realizó San Juan Pablo II debe ayudarnos a tener esperanza y a guiarnos para no tener miedo de proclamar nuestra fe y buscar la construcción de una sociedad mejor.
El 3 de marzo de 1983, en su discurso a los jóvenes en el Estadio Nacional, el Papa resumía en un sencillo “programa” que se encierra en un ‘No’ y en un ‘Sí’, algunas luces para vivir entonces, pero que son muy actuales cuatro décadas después.
“No a la desesperanza”, decía el Santo Padre, en medio de una época entonces marcada por la guerra en la región, al tiempo que animaba a vivir con ideales positivos a la juventud.
“Sé que con frecuencia os preguntáis acerca de cómo vivir vuestra vida de manera que valga la pena; cómo comportaros de modo que vuestra existencia esté llena y no caiga en un vacío; cómo hacer algo para mejorar la sociedad en la que vivís, saliendo al paso de los graves males que sufre y que repugnan a vuestra sed de sinceridad, de fraternidad, de justicia, de paz, de solidaridad. Sé que deseáis ideales nobles, aunque cuesten, y no queréis vivir una vida gris, hecha de pequeñas o grandes traiciones a vuestra conciencia de jóvenes y de cristianos”, decía San Juan Pablo II.
Hoy, esos ideales son tan válidos como entonces. Hoy, alcanzar la fraternidad, la justicia, la paz y la solidaridad se vuelve todavía más urgente. La juventud y toda la población deben unirse entorno a estos valores si queremos que Costa Rica pueda salir adelante con un verdadero desarrollo integral, con mejores condiciones de vida para todos.
Nuestro compromiso con Cristo es hacer el bien, nos recordaba el Santo Padre. Hoy, el pueblo católico sigue estando llamado a hacer el bien, a comprometerse con Cristo, a no ser presa del desánimo y a buscar con ilusión un camino mejor.
En medio de tantas dificultades que enfrenta el país y los jóvenes, en particular, cabe decir “Sí a la esperanza” y “Sí a vuestro deber de construir una sociedad mejor”, como lo propuso el pontífice.
Que al recordar este 40 aniversario podamos animarnos en el Señor y encontrar motivos que nos impulsen a marcar la diferencia en la sociedad.
Ahora que estamos en el Tiempo de Cuaresma, que el espíritu de conversión al que estamos llamados, nos permita también impregnar ese mismo espíritu de conversión en Costa Rica para tener una patria mejor.
Fermento 258. Martes 7 de marzo, 2023