
“Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo”, (Mateo 5, 16)
A raíz de la homilía pronunciada en la Solemnidad en honor a Nuestra Señora de los Ángeles en Cartago, no ha faltado alguna voz que haciendo eco del sentimiento antirreligioso, anticlerical e ideologizado, mueve en redes sociales información falsa y prejuiciosa, acompañada de datos inexistentes y distorsionados.
“‘Fake news’ es un término discutido y también objeto de debate. Generalmente alude a la desinformación difundida online o en los medios de comunicación tradicionales. Esta expresión se refiere, por tanto, a informaciones infundadas, basadas en datos inexistentes o distorsionados, que tienen como finalidad engañar o incluso manipular al lector para alcanzar determinados objetivos, influenciar las decisiones políticas u obtener ganancias económicas”.
De esta forma el Papa Francisco hacía una exhortación a combatir y desenmascarar las noticias falsas en su Mensaje con motivo de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales de este año.
De este modo, estas “fake news” muy fácilmente y sin ninguna responsabilidad propagan desinformación sobre supuestos privilegios de la Iglesia Católica en Costa Rica, y esto es algo que solo se puede combatir con la verdad objetiva.
Primero: La fuente primordial de recursos económicos de la Iglesia Católica en Costa Rica se recibe de los fieles católicos, mediante ofrendas y otras donaciones. Gracias a estos aportes es que la Iglesia realiza su labor evangelizadora, pastoral, catequética, celebrativa, educativa, cultural, asistencial y de promoción humana integral en las ocho diócesis del país, y en sus más de 300 parroquias cercanas a la realidad de las personas. Asimismo, a través de movimientos pastorales, grupos parroquiales e iniciativas laicales.
Segundo: Gracias al aporte de fieles católicos y personas de buena voluntad es que la Iglesia asiste con alimentación y vestido a miles y miles de familias en todo el país. En muchos de los casos, estas familias, el diario que reciben de la Parroquia más cercana, es el único alimento que tienen en el mes.
Tercero: Mediante el aporte generoso de fieles, personas de buena voluntad y la organización pastoral de los sacerdotes, es que la Iglesia también da formación integral, seguimiento espiritual y la búsqueda de condiciones más humanas para personas de escasos recursos o con otras necesidades que de otra forma no obtendrían sustento. Incluso, no pocos lugares de infraestructura de la Iglesia, se disponen para el uso de entidades estatales en favor de la comunidad (salud, educación, capacitación, otros).
Cuarto: El artículo 75 de la Constitución Política de Costa Rica establece la obligación de contribuir al sostenimiento de la religión católica; sin embargo, desde el 2015 en adelante, el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto dejó de girar dinero a la Iglesia Católica.
Quinto: Algunas acciones específicas en que el Gobierno de la República gira dinero, es para aportes en infraestructura perteneciente a la Iglesia Católica y declarada por iniciativa del Estado como Patrimonio Histórico Arquitectónico de Costa Rica. Por lo tanto, el Estado contribuye con el mantenimiento de un bien de la Iglesia que pasa a ser patrimonio de todos los costarricenses, sin distingo de ninguna clase. Cabe destacar que una inmensa mayoría de los bienes declarados como Patrimonio es infraestructura de la Iglesia Católica que resguarda la memoria e identidad del país.
Sexto: Otro rubro como se menciona de forma malintencionada y que no llega a la Iglesia Católica es el pago de maestros de educación religiosa en centros educativos públicos, lo cual constituye una garantía y respuesta a un derecho humano fundamental. Cuando se habla de educación religiosa en los centros educativos públicos, debe tenerse en consideración que es un derecho humano reconocido por los Instrumentos de Derechos Humanos a los padres de familia, el cual es que sus hijos sean educados de acuerdo con sus creencias religiosas. Por lo que dichos fondos, no responden a un privilegio de una iglesia en particular, sino al derecho de los padres de familia.
Sétimo: Del mismo modo, escuelas y colegios que pertenecen a la Iglesia y que reciben una subvención del Estado, no es más que la contribución a la educación que reciben los estudiantes, al aporte que desde la Iglesia se brinda para la sociedad, en la formación académica e integral de miles de estudiantes que año con año demuestran la calidad educativa que reciben.
Noveno: Se tiene una exención del impuesto de importación del vino utilizado para la consagración de la Misa que es adquirido por la Conferencia Episcopal de Costa Rica (Modificación de la Ley 7972, artículo 3 a los 19 días del mes de diciembre de 2003). Para tales efectos, se considerarán dentro de estos vinos los denominados Gloria 4.5 x 15º, Pontifex 4.5 x 15º y Cartojal 3.8 x 14.5º, en su presentación de tinto o seco. La exoneración será concedida por el Departamento de Exenciones de la Dirección General de Hacienda, previa recomendación del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto sobre el carácter cultural de su uso. Además de decir que el principio de Libertad Religiosa pesa también como Derecho Humano de las personas para poder celebrar su religión de manera pública. Sobre esta exoneración damos un dato correspondiente a noviembre de 2017: Una importación que realizó la Conferencia Episcopal de Costa Rica en ese mes, por un monto de ₡24.199.660, le significó una exoneración de ₡4.183.218 (aproximadamente un 16%). Cabe decir que el porcentaje se da a raíz de una fórmula que tiene Hacienda que se basa en el factor en ML por el total de toda la compra en ML.
Décimo: Como principio evangélico, hemos proclamado con el ejemplo que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu mano derecha, sin embargo, es el pueblo fiel católico, son las personas de buena voluntad y son todas esas personas que reciben la ayuda desinteresada de la Iglesia las que saben del aporte desde el mantenimiento de instituciones que cuidan de niños o ancianos, de jóvenes en riesgo social, de sitios de Iglesia donde se atienden comedores infantiles, se atiende a enfermos con VIH, sin decir la interminable lista de obras de bien social que regentan institutos religiosos. “Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo”, (Mateo 5, 16).
Décimo Primero: En muchos de estos servicios de bien social que realiza la Iglesia, se reciben directamente para la atención de estas poblaciones específicas, partidas de instituciones como la Junta de Protección Social o el Instituto Mixto de Ayuda Social que contribuyen a la continuidad de estas obras, como también lo hacen con entidades de la sociedad civil u otras organizaciones religiosas. No hacerlo con la Iglesia Católica sería discriminatorio. Sobre estos dineros públicos la Iglesia rinde debida cuenta a las instancias correspondientes.
Décimo Segundo: Cabe decir también que la inmensa mayoría de las obras sociales que realiza la Iglesia se hacen sin el aporte estatal mediante los indicadores aquí expresados, y es completamente con el dinero que la Iglesia recibe, de sus fieles o de personas de buena voluntad, o de servicios que la misma Iglesia brinda, como se sostienen obras de interés social, obras que van en beneficio del cuidado de las personas, la mayoría de ellas en situación vulnerable, como personas en situación de calle, etc.
Para muestra un botón, ¿quién organiza de primera mano la acción social para atender las necesidades primarias de la población en riesgo tras un desastre natural o emergencia? Son la inmensa mayoría de nuestros católicos y personas no católicas de buena voluntad que confían en la Iglesia para cooperar con estas situaciones de emergencia nacional o internacional. Igualmente, mucha de la infraestructura de parroquias se utiliza como albergues que en primera instancia dan cobijo a los más necesitados.
No cabe aquí presentar todo el inventario de la ingente, innegable e irrefutable acción de la Iglesia en Costa Rica, aporte que se distingue desde la conformación del Estado, sus garantías sociales, el Código de Trabajo basado en la Doctrina Social de la Iglesia y muchos hechos iluminados por la Verdad del Evangelio que es Jesucristo.
Monseñor José Manuel Garita Herrera
Obispo de Ciudad Quesada
4 de agosto de 2018, memoria litúrgica de San Juan María Vianney