
El 11 de febrero de 2013, el II Obispo de la Diócesis de Ciudad Quesada, partió al encuentro con el Padre Eterno, dejando un gran testimonio: Monseñor Oswaldo Brenes Álvarez.
Al celebrar hoy la Jornada Mundial del Enfermo, recordamos que Monseñor Oswaldo partió a la eternidad dejando un legado de vida de entrega a la cruz, asumió el dolor en su ser y siempre estuvo dispuesto a servir a su pueblo a pesar de la enfermedad que le acompañó en su Ministerio Episcopal.

Educado por Religiosas del Buen Pastor. Hombre de pequeña estatura pero de gran vigor y entereza. Amante de la Iglesia y por ella entregó todo. Padre y amigo de sacerdotes. Formador de muchos años. Maestro y labrador. Cercano y atento. Humilde en su caminar y brusco al hablar. Sincero al actuar. Fiel cumplidor de sus obligaciones, responsable y cercano. Dios le haya premiado de su Patria eterna y el ella descanse por toda la eternidad.
De Monseñor Oswaldo recordamos que nació en Liberia, Guanacaste, el 5 de agosto de 1942. Fue ordenado presbítero en 1966, fue párroco en distintas comunidades de la Diócesis de Tilarán – Liberia, director del Seminario Introductorio y rector del Seminario Nacional Nuestra Señora de los Ángeles. También fue encargado de la dirección regional de educación religiosa en Liberia, Puntarenas y San José.
El 20 de marzo de 2008, el Papa Benedicto XVI lo nombró Obispo de Ciudad Quesada para suceder a Monseñor Ángel SanCasimiro y fue el 24 de mayo de ese año cuando se dio su ordenación episcopal.
A Monseñor Oswaldo se le recuerda por ser un Pastor bueno, cercano, y quien nos mostró que el camino del dolor es también gracia de Dios para nuestra conversión.
Desde el cielo hoy intercede por su amada diócesis.
El presbiterio de Ciudad Quesada, su Obispo Monseñor José Manuel Garita, y todos los fieles, recordamos en este día a tan humilde servidor del Señor a quien llevamos en el corazón.