San José, custodio de la familia

Solemnidad de San José, Esposo de la Santísima Virgen María.

Lunes 20 de marzo de 2023, Fiesta Patronal Parroquia de Aguas Zarcas, 6:00 p.m.

Hace diez años, el día 19 de marzo de 2013, en la plaza de San Pedro, el Papa Francisco tomaba posesión de su ministerio petrino. En su homilía presentó a San José como el fiel custodio de la Sagrada Familia.

Según el Papa, “José es custodio porque sabe escuchar a Dios, se deja guiar por su voluntad, y precisamente por eso es más sensible aún a las personas que se le han confiado, sabe cómo leer con realismo los acontecimientos, está atento a lo que le rodea, y sabe tomar las decisiones más sensatas”.

Hoy, en esta celebración de la fiesta patronal de esta comunidad, reflexionamos sobre la  figura de José de Nazaret, reconociendo su misión y tratando de comprender su significado. En él se cumplen las promesas del Antiguo Testamento: el Mesías nacería de la dinastía y linaje de David (primera lectura de 2 Samuel). José es el hombre fiel, prudente, delicado y caritativo ante el misterio del nacimiento de Jesús; pero, sobre todo, es el hombre dócil y obediente a lo que Dios le pedía e indicaba: hizo lo que le ángel del Señor le mandó, nos decía el evangelio de Mateo.

Por esta manera de ser y de actuar, San José juega un papel muy importante en los relatos evangélicos, en los evangelios de la infancia de Jesús.  Él es el entronque y enlace de Jesús con la historia de su pueblo, con las promesas hechas a David, con la esperanza suscitada por las antiguas profecías.

San José representa además para los cristianos el modelo humano de la paternidad y la providencia de Dios que vela por su Hijo y por todos los que en él se reconocen.

San José es el varón justo, entiéndase hombre de fe, que vive en la voluntad de Dios. Es un nuevo Abraham, pues confió en la palabra que le fue dicha y creyó contra toda esperanza, como decía Pablo en la segunda lectura de Romanos. Vivir en la fe, hacer la voluntad de Dios fue siempre la meta y preocupación de San José; fue su delicia y gozo. Hacer lo que Dios le decía y le pedía es el resumen de toda su vida y misión, sobre todo con relación a Jesús y María en la Sagrada Familia.  

San José es el creyente silencioso que escucha la palabra de Dios, la obedece y hace posible la aparición en el tiempo de aquel que es la Palabra eterna de Dios, Jesús, su hijo adoptivo, el Mesías y Señor.

San José es el hombre que encarna el drama de los migrantes, de los refugiados, de quienes tratan de tutelar y defender la vida de los inocentes no nacidos y de los perseguidos por los tiranos de ayer y de hoy.

San José es el creyente atento a los signos de los tiempos, que hace posible la salvación que Dios ofrece gratuita y misericordiosamente en Jesucristo. San José siempre estuvo mirando y contemplando cómo Dios se manifiesta.

San José es el modelo del creyente que vive junto a Jesús observando su vida, favoreciendo y anticipando la hora de su presencia salvadora en el mundo. Nuestra vocación y misión es vivir siempre junto a Jesús.

¡Tantas virtudes, ejemplos y enseñanzas de San José! A la mayoría de los cristianos nos hace falta una reflexión seria y vital sobre la figura y la obra de San José, el esposo de María y padre adoptivo de Jesús. Escuchando en silencio la voz de Dios, aquel buen artesano de Nazaret fue el fiel custodio de su santa familia.

Pero también nosotros hemos sido llamados a ser buenos custodios de la vida, de la familia, de nuestra propia dignidad, de este mundo creado que es nuestra casa común, de la gran familia humana y también custodios del honor del mismo Dios, muchas veces tan desconocido y profanado. Una hermosa y exigente responsabilidad. Hermanos, pidamos la fuerza que necesitamos para ello en esta Eucaristía, y que nos inspire siempre el testimonio y la intercesión de San José a quien seguramente nos confiamos. Amén.