
“Dijo Dios: ‘Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza; y que le estén sometidos los peces del mar y las aves del cielo, el ganado, las fieras de la tierra, y todos los animales que se arrastran por el suelo’” (Génesis 1, 26-28).
Así como lo revela la Palabra, fue designio de Dios poner al ser humano como la corona de la creación para que pudiera administrar lo que hay bajo el cielo, y que él mismo también fuera creación divina, aunque muchas veces se nos olvida con nuestra manera de actuar.
Por nuestra desobediencia a la voluntad del Señor, hemos puesto en peligro la casa común que habitamos y, al mismo tiempo, nos hemos puesto en peligro nosotros mismos. No hemos tenido cuidado de la creación, y aunque ha crecido la conciencia en procura de proteger el ambiente, faltan muchas acciones para revertir el daño causado.
Precisamente, con motivo de la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, a celebrarse el 1 de setiembre, el Papa Francisco llama a la reflexión sobre la necesidad de terminar con el “maltrato” que hemos hecho a nuestro mundo.
“Es la hermana madre tierra la que clama. A merced de nuestros excesos consumistas, ella gime y nos suplica que detengamos nuestros abusos y su destrucción. Son, pues, todas las criaturas las que gritan.”, describe el Santo Padre.
Al mismo tiempo, el Papa Francisco nos recuerda la vivencia del Tiempo de la Creación de este año. Es un período ecuménico que comienza el 1 de setiembre y termina el 4 de octubre con la fiesta de san Francisco de Asís. “Es un momento especial para que todos los cristianos recemos y cuidemos juntos nuestra casa común”, manifestó.
El cuidado de nuestra casa común empieza por las acciones que cada uno de nosotros desarrolla; dando tratamiento adecuado a los residuos y desechos. Desde luego, si esta conciencia y acciones se multiplican en la comunidad, en la Iglesia, en las pequeñas y grandes empresas, en los centros educativos y así, en todas las instancias, podremos dar un rostro renovado a la creación.
Se nos llama a moderar el consumo, a cambiar estilos de vida, a cuidar los suelos, a no contaminar. Son tantos los llamados por los cuales clama la creación que, desde luego, los cristianos, sabiendo el querer de Dios, debemos atender. Pero, el llamado es a todas las personas de buena voluntad, en procura de cuidar el lugar en que vivimos.
El Papa Francisco hace un especial llamado para cuidar y atender a los pobres que más sufren por el impacto de sequías, inundaciones, huracanes… son los más afectados por la crisis climática que golpea al mundo. Del mismo modo, hace un llamado por los pueblos nativos, para que el desarrollo que se busca en el mundo tenga rostro humano, tomando conciencia de los efectos que se provocan si este desarrollo es desmedido.
El Señor vio que todo lo que hizo “era muy bueno” (cfr. Génesis 1, 31) y espera de nosotros que podamos actuar según su voluntad; nos ha dado libre albedrío para ello. Sepamos usar nuestra inteligencia para reconocer el amor que Dios nos tiene y para actuar con responsabilidad, en bien de nosotros y de las demás generaciones que necesitan encontrar una creación que les acoja.
Fermento 231. Martes 30 de agosto, 2022