Trabajo digno

“El trabajo es una de las características que distinguen al hombre del resto de las criaturas, cuya actividad, relacionada con el mantenimiento de la vida, no puede llamarse trabajo; solamente el hombre es capaz de trabajar, solamente él puede llevarlo a cabo, llenando a la vez con el trabajo su existencia sobre la tierra. De este modo el trabajo lleva en sí un signo particular del hombre y de la humanidad, el signo de la persona activa en medio de una comunidad de personas; este signo determina su característica interior y constituye en cierto sentido su misma naturaleza”.

De este modo, San Juan Pablo II introduce su Carta Encíclica, Laborem Exercens, y nos da una muy clara idea de lo que representa para la persona humana la actividad laboral, como fuente de recursos para el propio mantenimiento, para el sostenimiento de una familia, como una forma de socializar… es decir, ¡el trabajo dignifica!

En el fondo de su mensaje, San Juan Pablo II revela que el hombre es la corona de la creación y, por ende, tenemos una vocación dada por Dios, que tiende precisamente a que podamos dar frutos gracias al trabajo y que este tiene también un fin más allá de nuestros sentidos.

“El cristiano que está en actitud de escucha de la palabra del Dios vivo, uniendo el trabajo a la oración, sepa qué puesto ocupa su trabajo no sólo en el progreso terreno, sino también en el desarrollo del Reino de Dios, al que todos somos llamados con la fuerza del Espíritu Santo y con la palabra del Evangelio”, nos dice San Juan Pablo II en Laborem Exercens, n. 27.

Conociendo esta realidad, es importante que en Costa Rica podamos encontrar los mecanismos para que no falte el trabajo; la pandemia ha golpeado muy duramente la generación de empleo y ha provocado en muchos momentos un incremento con cifras alarmantes de desempleo. Es vital que esta sea una prioridad de las nuevas autoridades del Gobierno de la República.

Para este primer trimestre de 2022, nos dice el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), que aún hay 330 mil personas en desempleo, de las cuales 158 mil son hombres y 172 mil son mujeres. Además, sigue habiendo una elevada cifra de personas en trabajo informal: 905 mil personas.

Asimismo, un dato no menos importante y al cual hay que ponerle especial atención es que, por grupos de edad, las personas jóvenes entre 15 y 24 años son las más afectadas en cuanto a desempleo, alcanzando un 34,2% de la población desempleada.

Si bien nos dice el INEC que en la información interanual la disminución de personas desempleadas fue de 128 mil, aún seguimos teniendo cifras elevadas, además, antes de la pandemia, ya teníamos también un crecimiento de personas desempleadas.

Es necesario tener políticas públicas que faciliten la generación de empleo, pero al mismo tiempo, que ese sea un empleo digno. En momentos en que se discuten fórmulas en el ámbito del tiempo laboral, deben garantizarse las condiciones para que la persona humana esté en el centro de cualquier decisión.

Nuestra legislación laboral está basada en principios cristianos de la justicia social, esto nos ha encaminado a regular los derechos y obligaciones de patronos y trabajadores… ¡que esto no cambie y que cualquier discusión tienda al bien común!

Fermento 219. Martes 7 de junio, 2022