Una sana política

“Ejercer el voto de manera libre es un privilegio que debemos defender. Los creyentes, también, agradecemos a Dios por permitirnos vivir en una Patria bendita, con una democracia sólida; por lo cual, el llamado moral a votar es ineludible”.

De esta manera, mediante un comunicado de prensa, los obispos de la Conferencia Episcopal de Costa Rica emitíamos estas palabras, con el ánimo de motivar a participar, en las urnas, del proceso electoral que por varias décadas ha enorgullecido a nuestra nación.

Como lo he manifestado en otros momentos también, tenemos efectivamente el deber de votar, de hacerlo de manera informada y pensando en el bien común, como aspiración máxima para sacar adelante a nuestro país.

En pocos días estaremos eligiendo a los gobernantes, tanto para la presidencia y vicepresidencias, así como para la Asamblea Legislativa. Es deber de todos comprometernos con un momento culminante, como lo es la decisión que tomaremos al emitir el voto. Han pasado varios meses de este proceso electoral, y no podemos eludir nuestro compromiso con el país.

Quiero replicar unas palabras del Papa Francisco, expresadas el 4 de diciembre anterior, cuando sostuvo un encuentro con autoridades, sociedad civil y el cuerpo diplomático griego, en el Palacio Presidencial de Atenas, como parte de su viaje apostólico a Chipre y Grecia.

“La política es algo bueno y así debe ser en la práctica, en cuanto responsabilidad suprema del ciudadano, en cuanto arte del bien común (…). (La democracia) requiere la participación y la implicación de todos y por tanto exige esfuerzo y paciencia; la democracia es compleja, mientras el autoritarismo es expeditivo y las promesas fáciles propuestas por los populismos se muestran atrayentes”, expresó el Santo Padre.

En este momento crucial para el país es vital la responsabilidad ciudadana; es indispensable la participación e implicación de todos como lo señala el Papa Francisco. Con mayor razón debemos hacerlo después del 6 de febrero, cuando tenemos que involucrarnos en el trabajo por el bienestar del país.

Una tarea fundamental es fortalecer la democracia. Tras 200 años de vida independiente, debemos sentar las bases del futuro y del futuro inmediato de nuestro país. Nos encontramos de frente a una pandemia que no ha terminado, y se requiere el doble de esfuerzo para sacar adelante a nuestra sociedad, especialmente a nuestros hermanos en mayor estado de vulnerabilidad.

Como señaló también el Papa Francisco: “la participación de todos es una exigencia fundamental, no sólo para alcanzar objetivos comunes, sino porque responde a lo que somos: seres sociales, irrepetibles y al mismo tiempo interdependientes”.

La oportunidad que nos da la democracia de elegir a nuestros gobernantes, el tener la posibilidad de vivir en un país en que los gobiernos se suceden de manera pacífica, es un hecho que debe motivarnos para seguir trabajando por mejorar este sistema.

Reitero el llamado que hicimos los obispos de la Conferencia Episcopal a aquellos que llegarán a gobernar a partir de mayo, “pongan en el centro del desarrollo al ser humano, que luchen por su dignidad y su bienestar integral”.

A los creyentes les manifiesto que nuestro compromiso es mayor con este deber ciudadano de elegir y de trabajar por el bienestar integral de todos.

Fermento 201. Martes 1 de febrero, 2022